"La secretaría de estado de Salud ampliará la vacunación prioritaria contra la fiebre amarilla en varios municipios que ya estaban en la zona de bloqueo en las fronteras con los estados de Minas Gerais y Espírito Santo (sudeste), tendrán refuerzo de dosis y vacunación intensificada", explicó el Gobierno de ese estado en un comunicado.
Las alarmas saltaron en Río de Janeiro cuando se encontró un mono muerto con esta enfermedad en la ciudad de Juiz de Fora, cercana al estado, y se detectaron los primeros casos en humanos en una zona agreste de Casimiro de Abreu.
El ayuntamiento de esta localidad informó que ya vacunó a 40.000 de sus 42.000 habitantes, por lo que el pasado fin de semana se desmontó el hospital de campaña instalado para la ocasión en una céntrica plaza.
La afirmación se produjo después de que la Fundación Oswaldo Cruz de investigación (Fiocruz) analizara los cuerpos de cinco monos encontrados muertos en las selvas de la ciudad, que a pesar de las sospechas iniciales, finalmente no padecían esta enfermedad.
En cualquier caso, las autoridades del estado y el municipio de Río ya han puesto en marcha una campaña de vacunación para intentar inmunizar a toda la población antes de final de año, para lo que se necesitan 12 millones de vacunas.
El gobierno del estado de Río, por su parte, afirmó que las 1.250 escuelas públicas de la red estatal de educación serán usadas como locales de vacunación, igual que Hemorio, la central de donación de sangre, que también se utilizará para este propósito y se espera que vacune a 500 personas al día.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó la vacuna contra la fiebre amarilla a los viajeros internacionales que vayan a visitar los estados de Río de Janeiro y São Paulo en las próximas semanas.
Según las últimas informaciones que el gobierno brasileño, desde diciembre de 2016 y hasta el 17 de marzo de este año un total de 188 municipios tuvieron casos de fiebre amarilla y 144 personas murieron debido a esta enfermedad.
La fiebre amarilla es una enfermedad vírica transmitida por mosquitos infectados que produce fiebre, náuseas, dolores musculas y cefaleas que en Brasil desde 1942 está limitada a su variante silvestre y no se detecta en grandes ciudades.
Una pequeña proporción de pacientes infectados presentan síntomas graves y aproximadamente la mitad de estos casos fallecen en un plazo de siete a diez días, según la OMS.