"Para nosotros el sector agrario es algo importantísimo y no puede perder su valor por un pequeño núcleo, una cosa que será menor: investigable y susceptible de ser castigada, si fuera necesario", dijo Temer en una conferencia ante empresarios en la Cámara Americana de Comercio Brasil-Estados Unidos (AmCham), en la sureña ciudad de São Paulo.
A pesar de que China, Corea del Sur, Chile y la Unión Europea (UE) ya han empezado a tomar medidas contra la carne procedente de Brasil, el presidente dijo que no se puede "comprometer" todo el sistema que el país montó a lo largo de los años porque se exporta a más de 150 mercados.
En su discurso Temer también destacó que el número de supuestos funcionarios públicos que habrían permitido el fraude (33 personas) es pequeño en comparación con el total de empleados del Ministerio de Agricultura, que son más de 1.000.
La Operación "Carne Fraca" ("carne débil", en portugués) reveló que 33 empresas, como JBS y BRF —las principales del sector— adulteraban la carne con ácidos en niveles superiores a la normativa, inyectaban agua en pollos para aumentar su peso de forma artificial e incuso habrían mezclado carne con cartón, entre otras presuntas irregularidades.