"En mi carácter de titular de la Procuraduría General de la República (PGR, fiscalía federal) ante ustedes reconozco públicamente su inocencia respecto de los delitos que se les atribuyeron en forma injusta, y determinaron su privación ilegal de la libertad", dijo el procurador Cervantes en un acto público traducido a la lengua indígena.
El procurador reconoció que las pruebas por supuesto secuestro y tráfico de cocaína en contra de la mujeres indígenas "no eran suficientes para las conductas que les fueron atribuidas de manera injusta".
"Sirva este acto público como una oportunidad de ofrecer una disculpa en español y en lengua hñähñú, y como medio de reparación del daño ", añadió el alto funcionario de la procuración de justicia federal mexicana ante cientos de defensores de derechos humanos, víctimas de otros casos pendientes y miembros de las comunidades indígenas.
"Ante todo es un acto de justicia insoslayable, porque a pesar de no haberse podido probar en los delitos se les privó de la libertad, fueron encarceladas injustamente", enfatizó el procurador federal.
El 28 de abril de 2010, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró la inocencia de una de las mujeres, Jacinta Francisco Marcial y fue liberada; y poco después emprendió un juicio para exigir la liberación de las otras dos mujeres, una disculpa pública y el reconocimiento de su honestidad.
La respuesta de las víctimas
"Para mí esta disculpa pública es una gran victoria, porque cierra once años de lucha apoyados por defensores de derechos humanos y Amnistía Internacional", dijo la víctima en el acto.
González expresó esperanza de que esos casos no vuelvan a suceder y "que no se fabriquen pruebas falsas, para que nunca más otras personas vallan a parar a la cárcel por delitos que no cometieron".
Alberta Alcántara, por su parte, recordó los maltratos policiales "por ser indígena y pobre, hay muchas víctimas como nosotros, espero que esta primera disculpa pública no sea la última".
Una de hija de una de las mujeres indígenas, dijo en un discurso en lengua indígena traducida al español, que "la disculpa es tardía y obligada, por funcionarios corruptos, ineptos e inconscientes".
"En la cárcel no están solo los delincuentes, están los pobres y los que desconocen sus derechos, pero los delincuentes de mayor poder y de cuello blanco no existen en las cárceles, donde no conocimos a ningún rico", dijo la hija de Jacinta.
"¿Quién va devolver la vida de mi hermano que no pudo estar tres años con su mamá?, después sobrevivir a ese terrorismo de Estado", dijo al recordar al joven que falleció durante el encarcelamiento.
Finalmente pidió por otras víctimas, como los 43 jóvenes de la escuela rural de maestros Ayotzinapa, desaparecidos hace más de dos años, después de ataques a balazos de policías confabulados con narcos, y por "la libertad de los presos políticos por luchar".
La ceremonia en el auditorio del Museo Nacional de Antropología, ante cientos de asistentes y transmitido en vivo, comenzó con un coro de niños de la etnia indígena hñähñú, que cantaron el himno nacional de México en su lengua, vistiendo sus trajes regionales.
"Este es un acto de esperanza gracias a la dignidad de tres mujeres indígenas que decidieron luchar contra un acto corrupto, que las acusó de secuestradoras y poseer dogas, un hecho que lastima para siempre", dijo Mario Patrón, director del jesuita Centro de Derechos Humanos, Agustín Pro SJ, como representante legal de las víctimas