La Secretaría de Seguridad del Estado de São Paulo informó de que los funcionarios vieron al animal aleteando en uno de los patios de la cárcel con varios reos a su alrededor intentando atraparlo.
En principio los presos no pueden usar teléfonos móviles, pero las malas condiciones de la mayoría de cárceles brasileñas hacen que sea imposible cumplir tal prohibición.
En diciembre del año pasado otra cárcel de la misma ciudad, el Centro de Progresión Penitenciaria, registró la fuga de 27 presos, que serraron rejas y saltaron un muro de madrugada.
Antes, en octubre, otros 55 presos se escaparon del Hospital de Custodia y Tratamiento Psiquiátrico de la ciudad.
La mayoría de esos presos portaban armas de gran calibre y teléfonos móviles, elementos prohibido que consiguen entrar en las cárceles gracias a la corrupción del sistema penitenciario y a métodos originales, como el de la paloma mensajera.