Sin embargo, es muy poco probable que cumpla 50 años entre rejas, ya que la legislación brasileña establece un límite máximo de 30 años.
La Fiscalía también pidió este 10 de febrero 44 años de cárcel para el empresario y millonario brasileño Eike Batista, por delitos de corrupción activa —él era uno de los que entregaba cuantiosos sobornos a Cabral— y blanqueo de dinero.
Según los investigadores Batista hizo al menos dos pagos sospechosos al exgobernador: el primero fue de 51,3 millones de reales (16,5 millones de dólares) y se refiere a la falsa compra de una mina de oro.
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El otro sería de un millón de reales (más de 320.000 dólares) destinados a la esposa de Cabral, Adriana Ancelmo —también detenida—; su bufete de abogados simuló una prestación de servicios para poder recibir el dinero.
Desde entonces está en la cárcel de Bangu de Río de Janeiro y fue llevado dos veces ante la Policía Federal para testificar, pero en las dos ocasiones permaneció en silencio, reservándose para el juicio.
Cabral fue detenido en noviembre y desde entonces no paran de salir a la luz detalles sobre la trama corrupta que forjó a su alrededor cuando gobernaba Río.
También está detenido en la cárcel de Bangu, aunque en un pabellón diferente del de su antiguo amigo Batista.
La mayoría de las grandes obras de infraestructura de su mandato, como la reforma del estadio de Maracaná, la construcción de la ronda de circunvalación "Arco Metropolitano" o un plan de urbanización de favelas iban acompañadas de transferencias ilegales por parte de las empresas constructoras.
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Tanto Batista como Cabral fueron detenidos en el marco de la "Operación Eficiencia", que en realidad es una rama de la Operación Lava Jato, que en un inicio investigaba el escándalo de corrupción de Petrobras.