Una de las últimas y más inesperadas decisiones del presidente Obama, la de poner fin a la política de "pies secos, pies mojados", tiene una gran importancia para Cuba, sometida durante décadas al "drenaje de cerebros", de acuerdo con el experto.
Fernández Steinko comparó la situación de las relaciones entre Cuba y EEUU con la de las dos Alemanias en la época de la Guerra Fría, ya que en aquel contexto los habitantes del este gozaban de casi los mismos privilegios en Alemania Occidental que hasta el momento han tenido los cubanos en EEUU. Ambos países tenían por objetivo atraer la inmigración para debilitar a su oponente.
"Daban incentivos económicos y privilegios a los alemanes del este, incluso por encima de los propios ciudadanos del oeste, eso da un aliciente tremendo a las solicitudes de asilo, que luego se envolvían en un ropaje de asilo político para vender la superioridad moral, económica y política del oeste sobre el este. (…) Esto se aplicó también con Cuba, pero no con México o con cualquier otro país con una situación social mucho más degradada".
"El problema de la inmigración política cubana es que es profundamente antipopular y reaccionaria. Ellos hablan de Cuba, pero realmente están hablando del estamento privilegiado del país que ellos representan (…) esa gente no quiere saber nada de la isla, realmente lo que les interesa son solo sus propios intereses y esos son los que apoyan al Partido Republicano y los que están detrás de las medidas más duras contra Cuba", explicó el profesor.
Este programa incentivaba la deserción de médicos destinados a misiones fuera de Cuba al dar facilidades para el ingreso en EEUU y el permiso de residencia. Esto se podía gestionar a través de las embajadas norteamericanas en cualquier país.
"Es un subcapítulo de esa política selectiva, una forma más concreta, precisa, de dañar, en este caso a Cuba o dañar a otros países, drenando sus cerebros, ofreciéndoles facilidades. Esto lo han hecho los norteamericanos también con Rusia", concluyó.