Vestir a una primera dama es una oportunidad imperdible para cualquier estilista. Dada la fuerte exposición a los medios, es un escaparate internacional a sus creaciones. Más que diseñadores de renombre internacional, las esposas de los presidentes prefieren apostar por los creadores de sus países.
La primera dama argentina, Juliana Awada, es ella misma diseñadora de modas. Tiene su propia marca, Awada. Quizás por esto la esposa de Mauricio Macri es considerada un ícono de la moda de su país. En sus apariciones públicas, frecuentemente ha elegido sus creaciones. Sin embargo, también ha apostado por otros modistas, como la también argentina Evangelina Bomparola.
En su reciente audiencia con el Papa Francisco, Awada optó por un sobrio diseño negro de la firma argentina Ménage à Trois, de la creadora Valeria Saban.
Marcela Temer, esposa del presidente de Brasil, también elige cuidadosamente su vestuario. En el desfile del 7 de septiembre —una de las fechas nacionales de Brasil—, el simple vestido de algodón blanco diseñado por la brasileña Luisa Farani causó sensación en las redes. En un día, se agotó en todas las tiendas y en el sitio online de la estilista, a pesar de su costo de 619 reales (181 dólares).
O vestido de Nª Sra. De Fátima que a bela e doce Marcela Temer usou custou R$1.689,00, mas até mesmo um pano chão cairia bem nela. pic.twitter.com/8aUAZIbBOo
— BRASIL EM FOTOS (@brasil_fotos) 7 de octubre de 2016
Angélica Rivera, la esposa del mandatario mexicano Enrique Peña Nieto, causó polémicas por su decisión de vestir de blanco para recibir al Papa Francisco en México. El modelo, del diseñador de su país Benito Santos, fue cuestionado porque supuestamente rompió el protocolo vaticano. Para las jerarquías católicas, solo las reinas de esa religión pueden vestir de blanco frente al pontífice. Santos es uno de los modistas preferidos de Rivera.
Por su parte, María Clemencia Rodríguez, casada con el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha optado en repetidas ocasiones por los diseños de Claudia Szerer.