El primer intento de eliminarlo tuvo lugar en el lejano 1959 y el último en 2008, de acuerdo a la información presentada por el investigador Fabián Escalante, citado por The New York Times.
No en vano el propio Castro afirmó sobre este hecho: "si sobrevivir a intentos de asesinato fuera disciplina olímpica, ganaría la medalla de oro".
Desde los años 70 hasta finales del siglo XX, los intentos de acabar con la vida del líder revolucionario fueron una constante en el trabajo de los servicios de inteligencia de EEUU.
El número de intentos de asesinato varía según la persona a cargo de la Casa Blanca:
• Dwight David Eisenhower: 38 intentos
• John F. Kennedy: 42 intentos
• Lyndon B. Johnson: 72 intentos
• Richard Nixon: 184 intentos
• Jimmy Carter: 64 intentos
• Ronald Reagan: 197 intentos
• George H. W. Bush: 16 intentos
• Bill Clinton: 21 intentos
La persecución de la CIA al líder revolucionario también llevó a que se realizaran un gran número de intentos que debían acabar con la vida del político cubano.
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Entre los más famosos se encuentran un equipo para natación submarina infectado con tuberculosis, un bolígrafo envenenado, un puro explosivo, tabletas venenosas y hasta… moluscos explosivos.
También se sabe que hasta existió una Mata Hari que tuvo como objetivo al líder cubano. A principios de 1960, Marita Lorenz embarcó en Miami rumbo a La Habana con una misión: matar a Fidel Castro, quien había sido su amante durante ocho meses.
"Nunca olvidaré la primera vez que observé esa mirada penetrante, ese bello rostro, esa sonrisa picaresca y seductora. Puedo decir que en ese instante empecé a flirtear con él", explicó Lorenz a El Confidencial.
"No podía matar a nadie, no había razón para hacerle daño. Pude hacerlo, porque me dieron todas las herramientas y el entrenamiento, pero no había ninguna manera de que yo pudiera hacer algo así", afirmó durante una entrevista con Radio W de Colombia.
"Lo amaba, era una persona fascinante, mi primer amor", aseguró. Tal y como cuenta, Fidel descubrió el complot y le entregó una pistola para que le disparase, pero no pudo apretar el gatillo.
"Nadie puede matarme", dijo el líder según Lorenz.