"El problema no es que la Santa Sede pierda la cara, es el pueblo venezolano el que se hunde más. Porque si acaso en una delegación o la otra quieren terminar con el diálogo, no es el Papa sino el pueblo venezolano el que va a perder, porque el camino podría verdaderamente ser el de la sangre", expresó este sábado Celli en entrevista exclusiva al diario La Nación de Argentina.
A juicio del monseñor Celli "hay gente que no tiene miedo de que haya derramamiento de sangre" en Venezuela.
En este contexto, el enviado del Papa aclaró que el Vaticano no está mediando en el diálogo, sino haciendo un acompañando, y aseguró que en este proceso la reputación del Vaticano corre riesgos.
"Corremos un riesgo. Vamos a ver, que Dios nos ayude, Francisco está jugando un papel muy fuerte", dijo.
Según contó al diario La Nación, las 48 horas que estuvo en Caracas fueron agotadoras.
El emisario del Vaticano señaló que para poder instalar y poner en marcha cuatro mesas temáticas para abordar temas electorales, económicos y políticos, las partes estuvieron reunidas hasta horas de la madrugada del pasado 31 de octubre.
En cuanto a la situación de Venezuela informó que es difícil, no sólo por la tensión política, sino también económica y social.
"Es indudable que la situación está muy fea. No solamente a nivel político, sino a nivel social, económico. No hay comida, no hay medicinas. Es innegable que el país está enfrentando una situación muy difícil", aseveró.
Al ser consultado sobre la reciente denuncia del presidente Nicolás Maduro contra el partido opositor Voluntad Popular a quien llamó "terroristas", monseñor Claudio Maria Celli recordó que había pedido a ambos sectores evitar expresiones violentas y agresivas, "el problema es que estas cosas son más fuertes que ellos", indicó.
El enviado del Vaticano no dejó claro si asistirá el próximo 11 de noviembre a Venezuela para la segunda ronda del diálogo, en la cual también participan mediadores de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
