La Difunta Correa forma parte de los personajes que no son considerados santos por ninguna religión, pero "son las personas los que los santifican popularmente", dijo a Sputnik Elizabeth Onega, integrante del Instituto de Antropología Social de la Universidad de la República de Uruguay.
Onega explicó que en esos casos no existe "la intervención de la Iglesia católica", que requiere de un determinado proceso para canonizar a una persona, sino que es el pueblo el "que logra santificarlos" y el que les "adjudica un milagro".
La historia de esta 'santa' popular se remonta a un tiempo indeterminado entre los años 1840 y 1850, en el oeste de Argentina. Tiene varias versiones y cambian las circunstancias, pero todas coinciden en su personaje principal: Deolinda Correa. Esta joven mujer partió desesperada en busca de su marido, quien fue reclutado a la fuerza para combatir en una guerra en la provincia argentina de La Rioja.
Dice la versión más difundida de la leyenda que Deolinda, ataviada con un vestido rojo y con su bebé en brazos, cruzó los áridos valles bajo el inclemente sol tras el rastro de su marido. Exhausta y deshidratada, acabó desplomándose rendida y aferrada a su hijo mientras cruzaba un valle de la provincia de San Juan.
De acuerdo con la creencia popular, Deolinda fue encontrada muerta —de ahí su apodo popular— pero sus pechos aún daban leche, de la que se alimentó su bebé, gracias a lo cual logró sobrevivir a la tragedia.
La historia se transmitió de boca en boca, por lo que la gente comenzó a acudir al lugar del milagro para pedir la intercesión de la Difunta Correa. De a poco, con las ofrendas y el aporte del pueblo, se erigió un santuario en el actual paraje de Vallecito, a 62 kilómetros de la ciudad de San Juan.
Sin embargo, se pueden ver en toda Argentina, en Chile y en Uruguay capillas y altares en su honor. Se la representa en estatuas amamantando un bebé y con su vestido rojo, y la gente le ofrece botellas de agua para calmar su sed y objetos para agradecer los milagros que se le atribuyen.
El culto se expandió con la emigración de suramericanos a España, por lo que en ese país también se erigieron algunos altares.
Entre los objetos que le entregan se pueden ver vestidos de novia de mujeres casadas con ayuda de la 'santa', placas de agradecimiento, prendas de ropa e incluso instrumentos musicales.
Anualmente se realiza en Vallecito una procesión en su honor durante la Semana Santa, que atrae a miles de personas. También en esas épocas se celebra la Cabalgata de la Difunta Correa, en la que participan al menos 4.000 jinetes. La relevancia de la Difunta en el imaginario popular es tan grande que el Parlamento del Mercosur la designó, en 2015, "de interés" para el organismo regional.
No hace falta remontarse hasta tan lejos para encontrar en Argentina este tipo de 'santos'. En los últimos veinte años, dos cantantes de cumbia que murieron trágicamente fueron consagrados por el pueblo. Es el caso de Gilda y Rodrigo, figuras del género musical que disfrutan de una veneración del mismo tipo, comentó Onega.
