En su opinión ha sido víctima, al igual que muchas mujeres, de una evaluación muy estereotipada: "Por un lado fui presentada como una persona fría, dura e insensible. Por otro, como una persona histérica", lamenta Rousseff en una entrevista a la revista Time.
También remarca que Brasil está viviendo "un golpe parlamentario" que está afectando gravemente a las instituciones, corroyéndolas por dentro y contaminándolas.
Sobre su futuro político se ha mostrado una vez más optimista, confiando en conseguir los votos necesarios para que el Senado vote en contra del "impeachment" y la mantenga en el cargo.
Rousseff ha remarcado de nuevo que está siendo juzgada injustamente por un "no crimen", ya que las supuestas maniobras fiscales que realizó cuando estaba en el Gobierno no suponen un crimen de responsabilidad, requisito indispensable para apartar a un presidente de su cargo.