Este paso "significa ni más ni menos el fin de las FARC como grupo armado", sostuvo Santos en una ceremonia solemne con las máximas autoridades cubanas, dignatarios de varios países de la región, de EEUU, de Noruega y de la Unión Europea y los principales funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que será encargada de verificar los acuerdos.
El de este jueves fue un punto de inflexión de las negociaciones que comenzaron públicamente en noviembre de 2012, pues las partes suscribieron los pactos de cese del fuego y de hostilidades final y definitivo, de garantías de seguridad y lucha contra las organizaciones criminales y de mecanismo de refrendación del acuerdo final de paz, que se firmaría en julio.
En uno de los momentos más significativos de su discurso, Santos sostuvo que "toda mi vida he sido un implacable adversario de las FARC" pero, agregó, "ahora defenderé con igual determinación su derecho a expresarse y a que sigan su lucha política por las vías legales, aun cuando nunca estemos de acuerdo".
A su turno, el líder máximo de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), "Timochenko", sostuvo que la dejación de las armas "no es una capitulación de la insurgencia, como querían algunos".
"Ni las FARC ni el Estado son fuerzas vencidas, por lo que lo pactado no puede verse como imposición de una parte a la otra", añadió.
Las dos partes "hemos discutido largamente, llegando incluso a callejones sin salida de los que pudimos salir gracias a la sabiduría de los países acompañantes y garantes", dijo Timochenko en referencia a Cuba, Noruega, Venezuela y Chile.
En un discurso que historió los inicios de la guerra en 1964, con la concentración de campesinos liberales que huían de la violencia en La Marquetalia, el líder máximo de las FARC insistió en que la insurgencia siempre tuvo vocación de paz.
"Con el paso de los años, los 48 campesinos marquetalianos se convirtieron en miles de hombres y mujeres que llegaron a poner en aprietos a los gobiernos, pero que nunca dejaron de apostar por la paz", dijo Timochenko.
El comandante abundó que su organización se dedicará a hacer política sin armas y pidió las mismas garantías con las que cuentan los demás partidos políticos colombianos.
"Claro que las FARC haremos política, esa es nuestra razón de ser", sostuvo.
Los combatientes desmovilizados de la guerrilla colombiana FARC se concentrarán en 22 zonas y ocho campamentos para garantizar el cese del fuego y la dejación de las armas, según el texto del acuerdo leído este jueves en La Habana.
Cese del fuego
El texto del acuerdo establece un plazo máximo de 180 días a partir de la firma del tratado final de paz, para que los guerrilleros concluyan la entrega de las armas.
Los guerrilleros desmovilizados se concentrarán en 22 zonas y ocho campamentos para garantizar el cese al fuego.
Los combatientes se dirigirán a las 22 zonas por rutas previamente establecidas por la fuerza pública con el "objetivo de garantizar el cese y la dejación de las armas e iniciar el proceso de preparación para la vida civil", explicó en el acto el embajador cubano Rodolfo Benítez, al dar lectura a los puntos medulares de lo acordado.
Esas zonas serán "territoriales, temporales y transitorias. Tendrán monitoreo local y facilidades de acceso vial y fluvial", su duración será "razonable para el monitoreo del cese del fuego y la dejación de las armas", añadió el diplomático.
La salida de los guerrilleros de los campamentos de las FARC hacia esas zonas será "sin armas y de civil", mientras que en torno a cada una de estos territorios se establecerán "zonas de seguridad" de un kilómetro de extensión en las que no podrá haber presencia de fuerza pública ni de efectivos de las FARC, con excepción de aquellos dedicados al monitoreo y de personal policial.
El monitoreo y verificación del cese de hostilidades será "tripartito", con delegados del Gobierno, de las FARC y de militares desarmados que actuarán bajo coordinación de la ONU y serán aportados por los países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).