"Los manifestantes no entendieron las órdenes policiales y reaccionaron. Fueron detenidas seis personas por daño, desacato a la autoridad y agresiones", detalló en un comunicado de prensa la Secretaria de Seguridad Pública de Sao Paulo (SSP) que, sin embargo, no mencionó el uso excesivo de la fuerza por los agentes y el uso de gas lacrimógeno y bombas de efecto moral.
En un comunicado similar, el MTST denunció que "la Policía Militar del estado de Sao Paulo reprimió con violencia la ocupación realizada por el Frente Pueblo Sin Miedo y el MTST en la sede regional de la Presidencia", en referencia a la ocupación realizada a primera hora por el movimiento y que sirvió como antesala de la manifestación posterior más amplia en la que también se pidió el fin de la violencia contra las mujeres.
Aunque en un principio los manifestantes fueron expulsados de manera pacífica por los agentes de la Policía Militar, las pintadas en las paredes del edificio de Presidencia y el anuncio de su intención de acampar en las proximidades del mismo calentó los ánimos hasta el punto que los agentes de policía no dudaron en emplear la fuerza bruta para expulsar a los activistas, lo que fue respondido con el lanzamiento de varias bengalas.
En una reciente entrevista con Sputnik Nóvosti, el coordinador nacional del MTST, Guilherme Boulos, apuntó a Temer como uno de los articuladores del "golpe" en Brasil y anunció la intención del movimiento de "defender con uñas y dientes el legado de la democracia para los trabajadores brasileños".
"La respuesta del MTST será en las calles, no dejaremos que el golpismo gobierne este país. Nuestro objetivo está claro: detendremos el avance del que podría ser el programa de gobierno más osado y agresivo contra los derechos de los trabajadores en la historia de la democracia brasileña", advirtió en aquel momento el líder del MTST.
Junto al Movimento Sin Tierra (MST) y la Central Única de los Trabajadores (CUT), considerados el mayor movimiento social y la principal central sindical de Brasil, el MTST se considera como la punta de lanza de los movimientos que integran la base social del Partido de los Trabajadores (PT) de la presidenta suspendida, Dilma Rousseff, y el expresidente, Luiz Inácio Lula da Silva.
