"La estrategia es seguir desarrollando la capacidad productiva nacional y nuestras propias capacidades para generar más riqueza y conocimiento técnico científico en esta materia", señaló Echazú durante una entrevista con el canal estatal Bolivia TV.
"En este momento se tiene un 20 por ciento de avance en construcción de la planta de sales de potasio y un 15 por ciento de la planta de carbonato de litio. Esperamos para medidos de 2018 comenzar la producción industrial de sales de potasio y a fines de ese año arrancar con la producción industrial de carbonato de litio", declaró Echazú.
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Con más de 10.000 kilómetros cuadrados de costra salina, el Salar de Uyuni es considerado uno de los más grandes y ricos del mundo. Tiene 180 kilómetros de largo y 80 kilómetros de ancho y se encuentra a una altura de 3670 m sobre el nivel del mar.
"Es un proyecto que tiene grandes posibilidades de crecimiento. En este momento estamos hablando del litio y del cloruro de potasio, pero aún tenemos que explotar el boro, el magnesio, el sodio y las sales derivadas", explicó el gerente de recursos evaporíticos.
Con las plantas piloto que están en funcionamiento se han activado al menos 15 empresas que trabajan en el movimiento de sales y en la prestación de servicios en el Salar de Uyuni, lo que muestra el impacto económico que tendrá a futuro la producción industrial en la zona, indicó.
"Con la instalación y puesta en funcionamiento de las plantas industriales se crearán entre 400 y 500 empleos fijos y más de 2.000 empleos eventuales", precisó el técnico.
El gobierno boliviano se ha mostrado optimista con el proyecto de industrialización de los recursos del Salar de Uyuni a partir de un repunte de los precios internacionales del litio. En los primeros meses de 2016 la tonelada de carbonato de litio se cotizó a un promedio de 13.000 dólares.