"Nos hemos quedado sin nada, los albergues están a cinco kilómetros, pero nosotros tenemos aquí lo poco que nos ha quedado; no nos queremos mover de aquí por el momento", dijo Vera este martes a Sputnik Nóvosti desde la ciudad costera de Pedernales, en la occidental provincia de Manabí, una de las más afectadas por el sismo.
"No tenemos paredes, lo hemos cubierto con plásticos y sábanas para que el frío no nos pegue tan fuerte en la noche. Ahora estamos esperando ver qué oportunidades tenemos para reconstruir nuestro hogar", señaló Vera, quien ahora se las apaña recogiendo a algún pasajero que llega a la terminal de autobuses.
Si bien existen albergues temporales gestionados por el Gobierno donde permanecen miles de personas, otros muchos damnificados se alojan en asentamientos espontáneos y en casas de familias de acogida, según confirma la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que apoya en las labores de ayuda.
Zonas rurales más desfavorecidas
"La respuesta del Gobierno ha sido fuerte, pero notamos que hay un énfasis a nivel urbano (mientras que) a nivel periurbano y rural se desconoce", aseguró a esta agencia Jean-Philippe Antolin, oficial del equipo de Respuesta Rápida de Coordinación y Gestión de Campamentos de la OIM.
Vera asegura que no ha recibido "nada del Gobierno", más allá de los alimentos enviados por la ayuda solidaria de diferentes países.
"Fuimos al centro (de la ciudad) para ver qué oportunidades hay, pero no se escucha nada sobre este tema", lamentó.
Según un informe de la OIM publicado este martes, la población desplazada en zonas rurales soporta condiciones deficientes de higiene y saneamiento.
Además, "en el 34 por ciento de los sitios evaluados, la distribución de comida es irregular, mientras que en 22 por ciento de los sitios es diaria y en un 18 por ciento es dos veces por semana" y en la mayoría de esos lugares "no se recibe alimentación suplementaria para mujeres embarazadas o madres lactantes y niños", añade la OIM.
Ciudad fantasma
En Pedernales, con una población de unos 60.000 habitantes, aún temen que se pueda producir otro terremoto.
La OIM, que ha distribuido 10.000 lonas y 1.000 juegos de herramientas, también ha enviado personal especializado en violencia de género, ya que "el terremoto afectó a una zona donde este tipo de violencia se situaba en unos índices por encima del 50 por ciento y eso tiende a exacerbarse después de una tragedia como la ocurrida", explicó Antolin.
El terremoto que azotó la zona costera de Ecuador el 16 de abril dejó 660 personas muertas, más de 27.000 heridas y unas 720.000 necesitadas de ayuda humanitaria, según datos oficiales.