Petro decidió convocar la consulta, después de que la Corte Constitucional le ordenara, en 2014, restituir las corridas de toros, que el alcalde había suspendido en el año 2012. Según la Corte Constitucional, las corridas de toros son una "expresión artística que puede hacerse en los municipios en los que sean manifestación de una tradición regular, periódica e ininterrumpida".
La Corte se basó en una sentencia de 2010, en la cual rechazó prohibir las corridas de toros y las peleas de gallos, con el argumento de que son una expresión cultural y ordenó a la Alcaldía entregar en septiembre de 2016, con mejoras estructurales, la Plaza de Toros de Santa María, para retomar los espectáculos taurinos.
La idea de la consulta es demostrar que las corridas ya no son una tradición en Bogotá. Hosman Martínez, concejal de Bogotá por la Alianza Verde, dijo en declaraciones a El Tiempo, que la consulta “no raya con lo expuesto por la Corte Constitucional que defiende que se respete la lidia de toros donde hay tradición. Se va a demostrar que eso es cosa del pasado en Bogotá”.
Las corridas de toros son parte de una larga tradición, heredada de España. En Cali, Cartagena, Manizales, Bogotá, Medellín, las plazas de toros son un emblema, y las corridas convocan a miles de aficionados.
En todo el mundo, la oposición a las corridas de toros viene creciendo. En julio del 2010, el parlamento de Cataluña prohibió las corridas de toros y en mayo del 2013, el Estado de Sonora en México hizo lo mismo.
En octubre del 2013, el Partido Verde de Francia presentó una propuesta para prohibir la matanza de toros. En 2011, Ecuador prohibió matar animales para el entretenimiento.
El conocido columnista colombiano Antonio Caballero, apasionado de los toros, dijo al diario El Espectador que la fiesta taurina no es una celebración de la tortura y de la muerte, sino “una celebración del valor, de la inteligencia, de la fuerza, del juego, del riesgo, de la belleza, de la verdad.
Una celebración de la vida real, de la vida verdadera que incluye el peligro y la muerte: la sacrificial y casi inevitable del toro, y la muy improbable pero siempre posible del oficiante del sacrificio, el torero.
El toreo es un espectáculo en el que las cosas que pasan, pasan de verdad: y la muerte es una de ellas, como sucede en la vida”.
No es la posición de los animalistas, que defienden los derechos de los toros, y que llegan a extremos como el de Fanny Pachón, la mujer que se clavó más de 2000 agujas para protestar en contra de las corridas de toros en Cartagena.
