Según los datos del Ministerio de Trabajo brasileño, en el mes de abril se destruyeron un total de 98.000 puestos de trabajo en el país, es decir, el peor resultado mensual desde 1992, cuando se produjo un descenso de 63.200 puestos de trabajo; se trata de la mayor caída del empleo jamás registrada.
El diario Folha de Sao Paulo afirma este lunes que el modelo evaluado por el Ejecutivo de Rousseff estaría basado en el modelo alemán de reducción de la jornada laboral, en torno a un 30%, de aquellos trabajadores de los sectores más amenazados por la crisis, es decir, la industria del automóvil, construcción civil y comercio.
Además, se aplicaría una reducción de los salarios del 15% y una suspensión del contrato por periodos de hasta cinco meses, durante los cuales los trabajadores recibirían un salario equivalente al seguro de desempleo, que sería financiado en un 70% por la empresa y en un 30% por el Gobierno federal.
Los economistas creen que esta medida que beneficiaría al Gobierno, porque las empresas deberán seguir pagando las contribuciones por trabajador al no ser éste despedido.
En el mes de abril, la tasa de desempleo de Brasil se situó según los datos de Instituto Brasileño de Geografia y Estadísitica (IBGE) en el 6,4%, una cifra lejos de ser alarmante, pero que confirmó el rápido deterioro de la situación laboral, con un aumento del paro del 1,5% en los últimos doce meses y los peores resultados desde abril de 2010, cuando se registró un desempleo del 7,3% a consecuencia del impacto diferenciado de la crisis financiera global sobre Brasil.