La tasa de desempleo en Brasil aumentó hasta el 6,2% en el mes de marzo, lo que supone el peor registro desde mayo de 2011, cuando el país se resintió de los efectos de la crisis global, según los datos publicados este martes por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
Por su parte, el Banco Central de Brasil anunció el lunes una inflación de 8,25%, la mayor desde que en 2003 se alcanzase el 9,3%, y por tanto el mayor nivel desde que el Partido de los Trabajadores (PT) comenzase a regir las políticas de la mayor economía de América Latina ese mismo año.
En cuanto al crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB), las previsiones del Banco Central se redujeron a una retracción del 1,10%, es decir, el peor resultado de la economía brasileña en los últimos 25 años desde la caída del 4,35% en 1990.
Los altos niveles de inflación, unidos al aumento del desempleo y la contracción de la economía hacen que muchos economistas consideren que está en marcha un proceso de "estanflación", una situación especialmente adversa que el Comité de Política Monetaria del Banco Central intentará sofocar aumentando los tipos de interés al 13,25% esta semana.
Además, el ministro de Economía y Hacienda, Joaquim Levy, explicó el ambicioso plan de concesiones en aeropuertos, autovías, puertos y canales de todo Brasil como una manera de limitar el nivel de gasto del Gobierno e incentivar la inversión privada en el sector de infraestructuras, algo que busca compensar la decisión de reducir el número de inversiones financiadas por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES).
En concreto, el Gobierno de Brasil destinará 150.000 millones de reales (51.861 millones de dólares) al desarrollo de infraestructuras, y especialmente en el sector de los transportes, en los próximos cinco años, lo cual supone una especie de Plan Marshall que, según habría explicado la presidenta, ayudará al país a reactivar su economía a partir de 2016.