Se trata del nivel más bajo de producción desde 1986, cuando México produjo 2,41 millones de b/d, mientras la petrolera mexicana batalla por aumentar la producción y sus exportaciones para nivelar los ingresos del Gobierno, que obtiene de Pemex la tercera parte del gasto público.
La producción de crudo mexicano ha perdido un 28% acumulado desde su máximo alcanzado en 2004 durante el gobierno de Vicente Fox, tras una disminución de 3,69% en 2014 en el gobierno de Enrique Peña, quien impulsa una histórica reforma para aumentar la producción mediante la inversión privada, autorizada por primera vez de 1938.
Pemex salió la semana pasada a obtener 6.000 millones de dólares en los mercados financieros para poder explotar en asociaciones estratégicas con petroleras extranjeras los reservorios que serán licitados en la llamada Ronda Uno de este año 2015.
La producción petrolera mexicana ha perdido en diez años casi un millón de toneles diarios (954.000 b/d), pero en 2014 se aceleró el ritmo de declinación, con la baja anual más grande en los últimos cinco años.
El gobierno de México obtiene de Pemex la tercera parte de sus ingresos fiscales, y la caída del precio del crudo mexicano en los mercados globales a unos 40 dólares por tonel en los primeros días de enero, es inferior a los 79 dólares por barril estimado por el gobierno para 2015.
El gobierno ha comprado seguros de cobertura para sus ingresos fiscales por 220 de los casi 400 millones de barriles que exporta al año, 80 por ciento a EEUU.
Este escenario obligaría al gobierno a recortes en el gasto público, dado que el presidente Peña no contempla endeudamientos ni desequilibrios fiscales federales entre sus ingresos y egresos.
El mega-reservorio de Cantarell, el más grande del mundo –sólo detrás del campo gigante Ghawar en Arabia Saudita- descubierto en la década de 1970 en el golfo de México por el pescador José Cantarell, produjo un pico de 2,13 millones de b/d en 2004 (equivalente al 90 por ciento de la producción total actual) pero el año pasado 2014 sólo entregó 271.000 b/d, en su etapa de extinción.
La negociación con EEUU para una inédita importación de 100.000 barriles diarios de crudo ligero a las refinerías de Pemex, plantea interrogantes para México en el año de implementación de la apertura a la inversión privada que pone fin al monopolio petrolero estatal.
La iniciativa que volvería el reloj a los años 70, cuando México aún pudo importar petróleo estadounidense, fue impulsada a principio de enero durante la reunión de los presidentes Enrique Peña y Barack Obama, y los embarques podrían comenzar en tres meses, según Pemex.
Es una urgencia ante la dependencia crónica de la importación de gasolinas, primordialmente de EEUU, que obliga a México, décimo productor mundial de crudo, a importar el 50 por ciento de la gasolina que consume.
