Las dos mujeres fueron presentadas originalmente por los jefes de una patrulla militar como víctimas rescatadas de un grupo de 22 jóvenes sicarios que se enfrentaron desde una bodega y todos murieron, según la primera versión falsa.
Pero una investigación del Ombudsman federal estableció en noviembre que al menos 15 se habían rendido y fueron ejecutados de forma sumaria.
Seis soldados y un teniente del Ejército de México están bajo arresto y procesados ante un juez federal, acusados de haber cometido homicidios en una operación en ese poblado del Estado de México que rodea la capital.
El primer reporte oficial fue cuestionado con escepticismo desde el día mismo que se conoció la versión de los militares: "Estamos esperando un reporte oficial detallado sobre ese enfrentamiento en el cual el Ejército mató a 22 civiles armados y sólo sufrió un herido. No se han presentado evidencias", comentó aquel día a Sputnik Nóvosti la directora ejecutiva del Instituto de Derechos Humanos y Democracia (IMDHD), Rocío Culebro.
Las acusaciones federales señalan ejercicio indebido del servicio público, abuso de autoridad, alteración del lugar, manipulación de vestigios, encubrimiento (en el caso del teniente); y homicidio calificado contra ocho personas que se rindieron, después de un enfrentamiento desde una bodega contra la patrulla.
La orden del juez federal contradice la investigación del Ombudsman federal (Comisión Nacional de Derechos Humanos, CNDH) del 21 de octubre, según la cual fueron 15 (y no ocho) de los 22 civiles muertos quienes se rindieron y fueron asesinados con sus propias armas, después que se habían entregado, tras un breve enfrentamiento que duró "de 5 a 10 minutos".
La CNDH (Defensor del Pueblo, autónomo) concluyó que "una vez estando rendidos los civiles, los elementos militares ingresaron a la bodega y a partir de una acción arbitraria, desproporcionada, innecesaria, y desapegada al sistema de derechos humanos, privaron de la vida arbitrariamente a 12 personas que se encontraban ahí, vivas, rendidas o heridas".
"Los cuerpos fueron movidos de la ubicación en donde se encontraban y cambiados de posición, además de que se sustrajeron de la escena teléfonos y equipo de telecomunicación", concluyó la CNDH, además que les colocaron en otra posición las armas.
Las sospechas de una masacre se reforzaron con una investigación periodística divulgada a mediados de septiembre en la versión en español de la revista Esquire Latinoamérica, según la cual, el Ejército de México habría fusilado a los civiles armados, la mayoría jóvenes incluida una menor de 15 años de edad, después que se rindieran y fueran capturados vivos.
La investigación periodística partió del testimonio de una mujer testigo, que el Ejército presentó como una de tres mujeres liberadas de un secuestro en la operación, pero era la madre de la joven ejecutada.
