Agentes que policía que no tenían orden judicial y a menudo iban de paisano detuvieron a a presuntos miembros de pandillas criminales, las llamadas 'kulunas', en sus casas o en otros lugares, los llevaron a un paradero desconocido y los mataron, sostiene la ONG que documentó estos abusos al entrevistar a unos 80 testigos: familiares, trabajadores sociales y médicos, activistas y agentes de seguridad, entre ellos un oficial que participó en uno de los operativos.
Algunos cuerpos fueron descubiertos a la mañana siguiente cerca de sus hogares. Tres muertos tenían de 16 a 17 años de edad, y entre los desaparecidos hay un menor de 15 años.
La subdirectora de HRW para África, Ida Sawyer, instó al gobierno congoleño a "poner fin a las campañas policiales abusivas y trabajar para garantizar que los responsables de estos horribles crímenes sean investigados y procesados".
"Estrangular, disparar y hacer desaparecer a los sospechosos bajo custodia nunca es una forma legal de combatir el crimen urbano", cita a Sawyer la nota de prensa publicada en el sitio web de HRW.