El partido expresó su preocupación de que "no hubiera ningún desarrollo considerable en el país en los últimos 15 años lo que causó una recesión económica sin precedentes que provocó en una inflación nunca vista en la historia contemporánea".
Se agrega que Mugabe no hizo ningún esfuerzo para luchar contra la corrupción en su país.
"Estamos preocupados de que el presidente no hubiera tomado ninguna medida importante para parar la corrupción endémica que se convirtió en el principal enemigo del Estado", dice el documento.
El texto acusa también al presidente de "falta de juicio" y "ausencia de respeto hacia el estado de derecho".
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La semana pasada, las 10 delegaciones regionales de ZANU-PF habían decidido apartar a Mugabe y restablecer a Emmerson Mnangagwa como vicepresidente de Zimbabue y segundo vicepresidente del partido.
El 19 de noviembre, ZANU-PF anunció que Mugabe fue destituido como líder de esta formación política.
El partido, que agradeció a los militares su intervención para restablecer la normalidad en Zimbabue y prevenir el deterioro de la situación económica y social provocada por personas del entorno del actual presidente, instó a Mugabe a hacer una salida digna, renunciando a la jefatura del Estado y al cargo de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, sin que el partido lo revocase o iniciase un procedimiento parlamentario.
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Durante la reunión del Comité Central, el exvicepresidente Mnangagwa fue nombrado presidente y primer secretario del partido.
Fue puesto bajo arresto domiciliario después de que el Ejército zimbabuense tomara control de la televisión nacional el 15 de noviembre para impedir un deterioro de la situación que, según los militares, amenazaba con derivar en un conflicto violento.
La crisis en Zimbabue se desencadenó cuando el mandatario actual destituyó el 6 de noviembre al vicepresidente Mnangagwa, para supuestamente colocar en su lugar a su esposa, Grace Mugabe.
