"Teniendo en cuenta los intereses de la seguridad nacional, Kenia decidió que el albergue de los refugiados debe acabar", dijo Kibicho citado por la cadena CNN.
Según el medio, en total unas 600.000 personas quedarán sin techo, la mayoría de las cuales llegó a Kenia desde la vecina Somalia donde se libra una guerra civil.
El Gobierno explicó que el mantenimiento de los refugiados se convierte en una carga económica "muy pesada" para el país.
Kibicho agregó que los campos aumentan la amenaza terrorista en medio de la actividad del grupo islamista Al Shabab.
Las autoridades de Kenia anunciaron por primera vez la intención de cerrar el campo Dadaab, en el noreste de Kenia, en 2015. El Gobierno ya disolvió el departamento para refugiados. Sin embargo, se desconoce cuándo los refugiados tendrán que abandonar los campos.
Además, Kenia llamó a la comunidad internacional a "asumir una responsabilidad colectiva" y pensar en las necesidades de los refugiados que serán afectados por la nueva medida.