"Debo decir que no podemos cancelar la parada, simplemente no podemos hacerlo", manifestó Lukashenko este 3 de mayo.
El mandatario bielorruso dijo haber "reflexionado mucho sobre el tema".
Los combatientes de la Segunda Guerra Mundial, señaló, "también morían a causa de los virus y demás enfermedades, sin saberlo ni pensarlo a veces".
"Morían por nosotros, aunque suene enfático. Piensen lo que dirá luego la gente. Ahora mismo no, uno o dos días más tarde, tal vez: van a decir que nos hemos asustado", cita a Lukashenko la agencia de noticias Belta.
Al mismo tiempo, el presidente pidió a los organizadores del desfile que "no lleven a nadie a rastras", si hacen caso a su iniciativa.
"Si la gente se muestra reticente, tiene miedo por su salud, lo entenderemos. Nos sobran voluntarios, miles de personas desean que el evento llegue a celebrarse", afirmó.
Lukashenko mencionó también que algunos diputados parlamentarios y senadores rusos expresaron la intención de asistir al desfile en Minsk.
"Son bienvenidos, lo aplaudimos [...] No cerramos las puertas delante de nuestros amigos y hermanos", declaró.
Bielorrusia es uno de los pocos países que evitó cerrar las fronteras y tomar medidas de confinamiento estos días, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud le recomendó reforzar el distanciamiento social para contener la propagación de COVID-19.
En la vecina Rusia, el presidente Vladímir Putin ordenó a mediados de abril posponer el desfile de la Victoria y otras celebraciones previstas para el 9 de mayo, debido a la pandemia. Según las previsiones, el líder ruso depositará en esa fecha una ofrenda floral al pie de la Tumba del Soldado Desconocido, cerca de la muralla del Kremlin, y dirigirá desde allí un discurso a los conciudadanos.