El nazismo finlandés
El 25% de los habitantes de la entonces región soviética de Carelia pasó por los campos de concentración finlandeses durante los años del Frente Oriental de la Segunda Guerra Mundial. Miles de personas murieron de hambre y de trabajos forzados mientras los territorios estuvieron ocupados por los nazis.
Los rusos, tártaros, georgianos y otras nacionalidades no originarias de la región recibían solo la mitad de la porción de comida destinada a los pueblos locales. Las personas que pedían ayuda médica llegaban a ser golpeadas hasta la muerte por los médicos locales, señalan los documentos. La gente podía ser castigada por crímenes como salir a buscar pan.
"Los finlandeses reunieron a mujeres con niños pequeños y ancianos y los colocaron en casas especialmente designadas en las afueras de la ciudad y rodeadas de alambres de púas. Estas son las casas de la muerte. Hay hambre y tifus en todos los campos", recuerda una residente de Petrozavodsk, la capital de Carelia.
Pena de muerte por ayudar a las autoridades soviéticas
Los habitantes locales acababan en los campos de concentración por la más mínima razón. Por ejemplo, por sospecha de simpatía hacia las autoridades soviéticas. Los que lucharon contra los invasores directamente fueron asesinados.
"La más mínima ayuda a las tropas soviéticas por parte de civiles se considera espionaje. Salir con armas en las manos se considera pillaje. Todos los culpables en ambos casos son castigados con la pena de muerte", son las palabras exactas de Carl Gustaf Emil Mannerheim, el entonces presidente de Finlandia y colaborador de Adolf Hitler.
Su objetivo era una Finlandia Grande
"Todo esto no es más que una manifestación consciente de genocidio contra la población civil. Además, se trata de una política racial destinada a la destrucción de los rusos en particular. La población no nacional en familias enteras, incluidos niños pequeños, se enviaba a campos de trabajo que para muchos resultaban ser campos de la muerte. Esto se confirma por los datos que figuran en los documentos de los archivos", explica a Sputnik la historiadora Elena Málisheva.
"Los nombres de los celosos ejecutores de esta orden no son un secreto. Son revelados en los testimonios de los prisioneros de los campos finlandeses que lograron sobrevivir. La memoria humana puede ser borrada, pero estos nombres han sido preservados en los documentos de archivo", destaca Málisheva.
A diferencia de los ocupantes alemanes, los finlandeses no disparaban a los prisioneros de forma masiva, por lo que sus crímenes permanecieron a la sombra de las atrocidades del fascismo alemán durante muchos años, dicen los historiadores. Los nazis finlandeses mataban a la gente con el hambre y las insoportables condiciones de vida en los campos, los trabajos forzados y los constantes abusos. Ahora, gracias a los documentos desclasificados, sus crímenes empiezan a salir a la luz.