Rusia frustra decenas de ataques terroristas en lo que va del 2024

MOSCÚ (Sputnik) — Las autoridades rusas ya frustraron en el 2024 unos 27 atentados terroristas contra la infraestructura de transporte, las instalaciones de energía y combustible, así como de defensa, informó el Comité Nacional Antiterrorista ruso.

"El enemigo intensificó las actividades para dañar elementos importantes de la infraestructura de transporte, combustible y energía, las instalaciones de la industria de defensa y del sistema de soporte vital (...) Como resultado de acciones oportunas, se evitaron 27 ataques terroristas contra estas instalaciones", informó el organismo en un comunicado.

La institución rusa señaló que las autoridades están tomando medidas para reforzar la seguridad de las instalaciones "utilizadas en la implementación de la operación especial militar rusa y para el suministro a las nuevas regiones rusas".

Además, añade la nota, los agentes de seguridad de este país frustraron varios intentos de los grupos de sabotaje ucranianos de penetrar en el territorio ruso.

Rusia lanzó la operación militar especial en Ucrania en respuesta a la solicitud de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Moscú como Estados soberanos, para que se les preste ayuda frente al genocidio por parte de Kiev.

Las repúblicas de Donetsk y Lugansk se independizaron de Ucrania en mayo de 2014 tras no reconocer a las nuevas autoridades que resultaron del golpe de Estado producido en Kiev en febrero de ese mismo año. Ambas repúblicas de Donbás, así como las regiones de Jersón y Zaporozhie se adhirieron a Rusia a finales de septiembre de 2022 tras celebrar sendos referendos de autodeterminación.

Últimamente, los militares de Kiev atacan diferentes instalaciones en las provincias rusas fronterizas, como Bélgorod, Briansk, Kursk y Vorónezh, que denuncian regularmente impactos de proyectiles, incursiones de drones y otros ataques.

Además, el pasado 22 de marzo, un comando de hombres armados, nacionales de Tayikistán, disparó contra una multitud reunida para un concierto de rock en la sala Crocus City Hall, en las afueras de Moscú, e incendió el recinto causando, según los últimos datos oficiales, 144 muertos, entre ellos seis niños, y más de 550 heridos.

El presidente ruso, Vladímir Putin, reconoció que el ataque fue obra de islamistas radicales, pero supuso que podría ser un eslabón en una cadena de operaciones que se llevan a cabo contra Rusia desde 2014 "con las manos del régimen neonazi de Kiev".

Según el Servicio Federal de Seguridad ruso, después del atentado los terroristas intentaron huir hacia la frontera entre Rusia y Ucrania.

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