El sector aeronáutico ruso despega con fuerza

La autosuficiencia en el sector aeronáutico ruso, al que pretendieron arruinar las sanciones del Occidente colectivo, no solo es posible, sino que se están dando pasos agigantados en esta dirección, donde el secreto del éxito radica en el gran apoyo estatal y una enorme herencia científica y tecnológica.

En este contexto, resalta el caso del Instituto Central de Aerohidrodinámica, uno de los lugares cruciales en los que en estos momentos se está forjando la soberanía rusa en materia aeronáutica. Fundado en 1918 por Nikolái Zhukovski, pionero de la aviación nacional, se dedica a investigaciones científicas, experimentos y ensayos en el campo aeroespacial, para lo cual cuenta con equipos e instalaciones únicas.

Se trata, en particular, de decenas de túneles aerodinámicos, entre ellos el segundo más grande del mundo, así como otro tipo de laboratorios que tienen como fin estudiar y perfeccionar las diferentes características de aparatos aéreos y sus partes. Las tareas que cumple el Instituto incluyen también la creación de software de pilotaje. En este contexto, sus trabajadores señalan que las aeronaves modernas, unos aparatos "muy complejos", pueden considerarse "ordenadores voladores".

En otras palabras, el Instituto dispone de todas las capacidades para crear productos que no solo sean a la altura de los de los gigantes occidentales, sino que también puedan superarlos en algunas características.

Algo que ocurre en el caso del avión de pasajeros MC-21, uno de los productos estrella en cuya creación trabajan los especialistas de la entidad. El aparato, con capacidad de llevar hasta 211 pasajeros y cubrir una distancia de hasta 6.000 kilómetros, saldrá al mercado el próximo año, sustituyendo a sus análogos de gigantes como Boeing y Airbus.

Asimismo, se dio a conocer que el precio de esta aeronave para las aerolíneas nacionales será más de dos veces inferior al de sus competidores extranjeros, algo que se debe, entre otros factores, al éxito en sustituir los componentes de fabricación extranjera.

En declaraciones a Sputnik, el responsable del laboratorio de resistencia del Instituto, Stanislav Dubinski, señaló que se logró sustituir piezas que van desde las ventanas hasta el equipo aeronáutico, pasando por los materiales compuestos usados en la creación de las alas y la cola del avión. Ahora todos estos y otros elementos son de fabricación nacional.

Pero lo más importante de todo es que se ha logrado diseñar el motor. Su nombre es PD-14 y ya se está ensayando en vuelos de prueba de MC-21, comunicó a Sputnik Alexandr Lisenkov, director del laboratorio de aerodinámica de equipos de propulsión. "Como en el caso de cualquier nuevo dispositivo, se tienen algunas dificultades y problemas, pero se sigue trabajando en la dirección correcta, donde todo apunta a un buen final", subrayó.

Todo apunta a un gran futuro para el sector aeronáutico nacional, y es en parte gracias a las crecientes inversiones estatales en los últimos años, en contraste con el abandono que vivió en los años noventa, dijo en un comentario para Sputnik el director general del instituto, Kiril Sypalo.

"En los años noventa, se dedicó el sector de transporte a comprar aeronaves extranjeras, algo que constituyó un golpe para la industria nacional. Pero, por lo menos, lográbamos seguir trabajando en proyectos a futuro, un trabajo de alto nivel reconocido también por nuestros colegas estadounidenses y europeos. Lo que pasa es que ahora tenemos la posibilidad de materializar nuestros proyectos, tal y como ocurre con las aeronaves MC-21 y Sukhoi SuperJet, a pesar de factores como las sanciones occidentales que consideramos violatorias de muchas normas internacionales y compromisos asumidos por nuestros socios", enfatizó Sypalo.

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