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Aumenta la demanda del gas de Bolivia, pero ¿puede el país cumplir con las exportaciones?

© AP Photo / Juan KaritaOil workers stand at the new Incahuasi natural gas plant in Lagunillas, Bolivia, Friday, Sept. 16, 2016
Oil workers stand at the new Incahuasi natural gas plant in Lagunillas, Bolivia, Friday, Sept. 16, 2016 - Sputnik Mundo, 1920, 14.04.2022
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La crisis en Ucrania y las sanciones contra Rusia dispararon el precio de los hidrocarburos en todo el mundo. Aunque Bolivia cuenta con grandes reservas de gas, en los últimos años bajó su producción. Sputnik consultó a especialistas locales, quienes explicaron qué necesitará el país para cubrir la demanda.
El conflicto entre Ucrania y Rusia provocó un inmediato aumento del precio de los combustibles en todo el mundo. Si bien representa un perjuicio para los bolsillos de quienes usan transportes a diario, es una ventaja para los países productores de hidrocarburos.
En los últimos días, Bolivia cerró acuerdos con Argentina para la provisión de gas en el próximo invierno. También países como Perú o Colombia manifestaron su interés en la energía boliviana. Pero ¿podría el Estado Plurinacional responder a la demanda?
Raúl Velásquez, de la Fundación Jubileo, es uno de los analistas en temas de hidrocarburos más destacados del país. En diálogo con Sputnik, consideró que "es un contexto global complejo. Por una parte tenemos la guerra entre Rusia y Ucrania, que ha disparado el precio del petróleo por encima de los 100 dólares el barril nuevamente. Por otro lado, tenemos una crisis climática a nivel mundial, que estaba marcando agenda en cuanto al desarrollo de energías alternativas".
El inicio del conflicto en Ucrania significó la resurrección del gas como energía predilecta en una Europa que apuntaba a desarrollar las energías alternativas.
"Muchos países estaban avanzando hacia las renovables, para sustituir a las energías fósiles [como el gas]. Pero el conflicto bélico ha vuelto a poner en agenda al gas natural a nivel mundial", comentó Velásquez.

Gas boliviano

El mapa energético de América Latina no es el mismo de 10 años atrás, cuando Bolivia enviaba millones de metros cúbicos diarios a Brasil y Argentina, cuyas industrias dependían del combustible boliviano.
Las ventas de gas, aunque menguadas, continúan hacia estos países. Pero a diferencia de años atrás, tanto Argentina como Brasil apuntan a explotar masivamente sus reservas gasíferas soberanas, para dejar de depender de importaciones que desangran sus Estados en millones de dólares anuales.
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"Viendo la geopolítica energética a nivel mundial, hay sin duda varios cambios en Sudamérica. Argentina ahora tiene el yacimiento de Vaca Muerta, cuando en la última década era un comprador neto de gas natural", dijo Velásquez.
Actualmente, "Argentina, con Vaca Muerta, se ha convertido en productor, también exportador. Aunque, claro, les hace falta todavía desarrollar un sistema de transporte para llevar gas a Buenos Aires y al noreste argentino", advirtió el analista.
También, "Brasil está desarrollando el yacimiento del presal, con la finalidad de autoabastecerse", comentó Velásquez.
En este sentido, detectó que "la guerra entre Rusia y Ucrania ha dejado en claro que los países van a buscar su autosuficiencia energética, para no depender de otros países".

La caída de la producción gasífera

En este contexto, varios países comenzaron a preguntar por el gas de Bolivia. El Estado Plurinacional "sin duda tiene un alto potencial hidrocarburífero", comentó el especialista de la Fundación Jubileo. Y explicó que desde 2009 hasta 2015, el país incrementó su producción en un 50%, y llegó a producir en ese último año 60 millones de metros cúbicos por día (MMm3/d) de gas natural.
"Esto nos permitía, en ese momento, abastecer con tranquilidad al mercado interno, así como cumplir los compromisos con Brasil y Argentina. Sin embargo, desde 2016 la producción de gas natural viene decayendo en Bolivia", indicó Velásquez. Los campos y reservorios que funcionaban hasta entonces, como San Alberto y Sábalo, se agotaron.
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"El único yacimiento nuevo que tenemos en producción actualmente es Incahuasi, que empezó a producir en agosto de 2016. Pero no compensa la caída de los megacampos San Alberto y Sábalo, que fueron explotados de forma rápida hasta 2015", afirmó.
Desde ese momento "no ha habido un proceso de explotación que permita reponer las reservas de hidrocarburos que Bolivia había explotado hasta 2015". Por este motivo, la producción se redujo de 60 MMm3/d en ese año, hasta los 43 MMm3/d que se extraen a diario actualmente. Representa una caída del 29%, que redundó en menos envíos de gas a Argentina y Brasil.
"Esta realidad nos ha llevado a renegociar nuestros contratos de exportación con Brasil y Argentina", que todavía se siguen elaborando.

¿Podrá Bolivia responder a la demanda de gas?

La coyuntura bélica requiere más gas de Bolivia. Pero ¿puede el Estado Plurinacional responder a la demanda? Para Velásquez no sería posible, porque "en el sector de hidrocarburos se trabaja a largo plazo. Lo que tú haces hoy, va a dar resultados dentro de cinco o seis años, sobre todo si hablamos de exploración", una de las primeras etapas, en la cual aún es muy lejana la posibilidad de extraer los recursos bajo tierra.
Para el especialista de la Fundación Jubileo, el problema en Bolivia comenzó en 2005, cuando se avanzó en la nacionalización de los hidrocarburos. Ese proyecto "ha tenido un enfoque rentista, de captura de la renta, pero no de sostenibilidad del sector hidrocarburífero a largo plazo", evaluó.
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A pesar de los esfuerzos del Gobierno de Arce para explotar más gas, los resultados se verían recién dentro de seis años. Por ello, ahora Bolivia "está jugando de la mejor forma con lo que se tiene, que son 43 MMm3/d".
Actualmente, Bolivia consume por día 13 MMm3/d de gas. Brasil se lleva por día otros 20 MMm3/d. El segundo comprador es Argentina, con la cual se está negociando enviarle los 10 a 12 MMm3/d restantes.

Las propuestas de Codepanal

Ricardo Cardona, integrante del Comité de Defensa del Patrimonio Nacional (Codepanal), planteó atajos para que Bolivia pueda aumentar su volumen de exportaciones diarias de gas.
"Bolivia no está preparada para exportar grandes cantidades de gas. Para eso necesitaría un plan a mediano plazo", dijo a Sputnik. Consideró que para avanzar en la explotación "se podrían hacer empresas mixtas con China, con Rusia, Venezuela o Argentina".
Cardona indicó que "las reservas de gas de Bolivia son cuantiosas, pueden pasar los 100 trillones de pies cúbicos. Hablamos de reservas que debemos poner en funcionamiento y el capital para su explotación tendría que ser mixto".
En el corto plazo, propuso incrementar las exportaciones diarias en cinco millones de metros cúbicos, dejando de consumir esa misma cantidad dentro de Bolivia. Según Cardona, hasta el 40% de la demanda interna se requiere para hacer funcionar las turbinas de las plantas termoeléctricas que dan electricidad.
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Para dejar de usar esta cantidad de gas, "hay que usar más electricidad de plantas hidroeléctricas". En este sentido, resaltó la firma del decreto supremo 4.477, "que autoriza a las empresas privadas y a quien quiera invertir en hacer plantas solares y eólicas. Es un gran avance, así no todo esfuerzo cae en la generación de energía eléctrica".
Por ello, Cardona consideró que Bolivia debe avanzar hacia la electrificación de sus redes de transporte vehicular, como una forma de dejar en el pasado a los combustibles fósiles. Indicó que actualmente el Estado Plurinacional produce 4.000 megavatios diarios, de los cuales 1.700 se consumen en el país. Con los 2.300 megavatios restantes se podría avanzar en la reconversión de vehículos e industrias hacia la energía eléctrica.
Si el Gobierno de Arce siguiera sus recomendaciones, el dirigente de Codepanal aseguró que Bolivia podría duplicar el crecimiento anual de su PBI (Producto Bruto Interno).

Más electricidad

Incorporar la energía eléctrica a los rubros donde todavía se usan combustibles fósiles reportaría un enorme beneficio económico al Estado boliviano. Porque mientras el país exporta hidrocarburos, también tiene que importar combustibles procesados, lo cual empareja la balanza en el debe y el haber de este rubro.
Cada año, el país pierde 1.000 millones de dólares en la compra de combustibles, que vende dentro del país a un precio subsidiado. En 2010, el entonces presidente Evo Morales (2006-2019) intentó suprimir el financiamiento estatal a la gasolina y el diésel. Pero en pocos días la población se movilizó en las calles y forzó a dar marcha atrás con la medida.
"Bolivia importa diésel y gasolina a precio internacional, pero vendemos en el mercado interno a precio subvencionado. Esto hace que el país gaste mucho dinero para cubrir la diferencia entre la gasolina y el diésel que vendemos en el mercado interno y el precio en el cual compra en el mercado externo", comentó Velásquez.
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Ante esta coyuntura, el Gobierno de Arce impulsa el desarrollo de energías alternativas. Pero la cuestión de la subvención de los combustibles debe resolverse, porque "es difícil implementar las energías alternativas renovables si tienen que competir con un gas que es subvencionado para el mercado interno".
Para Velásquez, la subvención a los combustibles "es una suerte de competencia desleal con uno mismo. Estás metiendo un gas subvencionado, que compite con los paneles solares, las energías eólica o hidroeléctrica".
Para comenzar a enfrentar este problema tan oneroso para el Estado, "como Fundación Jubileo proponemos no quitar la subvención de golpe, que ya en 2010 ha provocado un conflicto social".
Para Velásquez, "se debería redireccionar la subvención, focalizada en la gente que lo necesita". Por ello, consideró que debiera haber un precio diferenciado de combustibles para transportes públicos, como el minibus o el taxi, quienes actualmente pagan 0,50 centavos de dólar por litro de gasolina.
"Pero la persona de clase media o alta que se compra un Mercedes Benz de último modelo de 4.000 centímetros cúbicos de cilindrada, obviamente debería pagar el precio real de esa gasolina, que sería más de un dólar por litro", dijo el analista.
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