Los comicios regionales de Castilla y León remueven la escena política española

BILBAO (Sputnik) — Las elecciones regionales disputadas este pasado 13 de febrero en la región septentrional española de Castilla y León abrieron un nuevo ciclo electoral con comicios periódicos en los próximos tres años en el país

El resultado no da lugar a muchas interpretaciones: para conseguir la mayoría absoluta se necesitan 44 asientos en las Cortes regionales y esa suma se produce principalmente con los 31 procuradores (diputados) de la fuerza hegemónica en la región desde 1987, el conservador Partido Popular (PP) y los 13 de la emergente ultraderechista VOX. El resto de combinaciones son poco factibles, según las primeras tomas de posición de los actores políticos.

Y precisamente fue el espectacular ascenso de VOX, el fenómeno que concentró la atención en la noche del de los medios españoles: la joven formación pasó de un representante en 2109 en las Cortes regionales castellanoleonesas a 13, en un ascenso esperado y que confirma la solidez de esta opción entre el electorado español.

Miradas sobre el PP

Inmediatamente, desde la noche del 13 de febrero y en toda la jornada de este 14 de febrero, el foco se puso sobre los dirigentes del Partido Popular que, inicialmente convocaron estas elecciones para tratar de aniquilar a su socio centrista Ciudadanos e intentar gobernar en solitario y, finalmente, acabaron lejos de la mayoría absoluta que hace posible el gobierno monocolor y presos de la ultraderecha.

Ni sus dirigentes nacionales que se reunieron en la mañana de este 14 de febrero, ni su dirigente en la región, Alfonso Fernández Mañueco, quisieron posicionarse claramente sobre sus movimientos futuros y este último repitió el lunes su mensaje del 13 de febrero por la noche

El presidente en funciones castellanoleonés recalcó que iniciará "conversaciones con todo el arco parlamentario" y dejó claro que contempla todas las formas de gobierno "tenemos que hablar de un programa de gobierno, ya sea un gobierno en solitario con acuerdo parlamentario o un gobierno de coalición", dijo en una entrevista radiofónica en Onda Cero.

Presión a la derecha

Sin embargo, desde la formación que se sitúa a la derecha, la incipiente VOX, este 14 de febrero continuó la presión planteada en la noche del 13 de febrero por su jefe de filas nacional, Santiago Abascal: los voxistas quieren entrar en el futuro Ejecutivo castellanoleonés.

Juan García-Gallardo, su candidato a la presidencia de la Junta de Castilla y León —el Gobierno regional—, manifestó en su comparecencia ante los medios de este 14 de febrero que su partido tiene "el derecho y la obligación de integrar el Gobierno de Castilla y León".

El joven político, un candidato improvisado de una fuerza aún en construcción en buena parte del territorio español, aprovechó la ocasión incluso para comenzar con las peticiones, a cambio de su apoyo: derogar la ley de la autonomía castellanoleonesa contra la violencia de género y la ley sobre memoria histórica. Todo un aviso.

La izquierda, aturdida

Por su parte, las fuerzas de izquierda, que gobiernan en el Ejecutivo central (PSOE+Podemos) dedicaron el 14 de febrero a asumir el duro trago de un resultado peor en los dos casos que en la anterior convocatoria regional de 2019.

Bien es cierto que Castilla y León es un territorio tradicionalmente conservador, pero el PSOE perdió siete de sus 35 diputados, cuando los sondeos no avanzaban semejante desgaste. Podemos, por su parte, perdió uno de sus dos representantes en las Cortes.

Los socialistas descartaron, tras la reunión de su Ejecutiva federal en Madrid, una abstención en la votación de la investidura para permitir gobernar al conservador Mañueco sin las ataduras de VOX, como defendió públicamente uno de los dirigentes del partido en la región, el alcalde de Valladolid, Óscar Puente.

Además de este escenario, los comicios también dejaron la pujanza de algunos proyectos uniprovinciales de protesta como Soria Ya! y Por Avila, que obtuvieron representación y confirman así que podrían colarse en las Cortes en la próxima convocatoria de las Elecciones Generales, dentro del proyecto común de la España Vaciada, que aspira a llevar la voz de los territorios despoblados para reclamar inversiones a Madrid.

Pero sin duda, el principal quebradero de cabeza es ahora para el partido que encabeza la oposición al Gobierno central, el Partido Popular, que puede ver cómo su nombre se vincula al de la ultraderecha de VOX, cuando quedan menos de dos años para que se convoquen elecciones generales. Una circunstancia que podría ahuyentar a parte de su electorado más centrado.