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La Desbandá
La mayor masacre de España continúa silenciada 85 años después


Hace 85 años Andalucía vivió un genocidio de dimensiones desconocidas. Pero La Desbandá es aún una masacre silenciada en España. El asesinato de miles de civiles indefensos fue la antesala global de los grandes crímenes del siglo XX. Unos pocos supervivientes protestan por el homenaje al Crucero Baleares, que tuvo un papel infame.


Por Gonzalo Wancha

© Centro Andaluz de Fotografía y J.Majada
Foto: La Desbandá retratada por H. Sise

Más de 100 personas siguen el mismo camino 85 años después. Son activistas de Andalucía, pero también venidos del extranjero que, desde el 5 de febrero y a lo largo de unos 10 días, recorren los 240 km de antigua carretera de la costa que une Málaga y Almería.

Es el homenaje con el que la Asociación Cultural La Desbandá trata de vencer el olvido de la que es considerada por muchos como la mayor masacre cometida contra civiles en España. "Hay que sacar del olvido a 1937. Aún hoy, cuando la gente se entera de qué pasó aquí, se lleva las manos a la cabeza; la primera reacción es de incredulidad, de decir '¿y cómo es posible que no se sepa?'... pero pasó", explica a Sputnik Rafael Morales, escritor e investigador que preside la asociación.
Homenaje de la Asociación Cultural La Desbandá
Cientos de personas realizan una marcha para recordar La Desbandá
Marcha por el aniversario de La Desbandá
"Málaga fue abandonada militarmente por la República. El escenario andaluz no es que fuera de segunda importancia, es que a lo largo de la guerra fue de tercera", apunta el Coronel del Ejército y Profesor de Historia Militar, Fernando Puell de la Villa.

Sucedió la primera semana de febrero de 1937. En plena Guerra Civil, los generales golpistas de Franco trataban de hacerse con el control de ciudades como Málaga. En Andalucía, la autoridad era el general Queipo de Llano.

Tras haber tomado Sevilla y el valle del Guadalquivir, las tropas franquistas se dirigían a Málaga, apoyadas por artillería y aviación italiana. Pero el combate no tuvo lugar. Málaga era una ciudad sin defensa, desprotegida por el ejército republicano, que apostó y centralizó su fuerza militar en la batalla por Madrid.

La propaganda radiofónica en la que Queipo de Llano fue pionero hizo estallar el miedo ante la llegada de los golpistas. Ante la desprotección, las primeras salidas de civiles que huían de Málaga hacia Almería –el levante aún era zona segura para la República– empezaron el 5 de febrero de 1937.
Foto: La Desbandá retratada por H.Sise
La propaganda radiofónica en la que Queipo de Llano fue pionero hizo estallar el miedo ante la llegada de los golpistas. Ante la desprotección, las primeras salidas de civiles que huían de Málaga hacia Almería –el levante aún era zona segura para la República– empezaron el 5 de febrero de 1937.
Foto: La Desbandá retratada por H.Sise

"Nuestros valientes Legionarios y Regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombre de verdad. Y, a la vez, a sus mujeres. Esto es totalmente justificado porque estos comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen y pataleen…

(...)

Una parte de nuestra aviación me comunicaba que grandes masas huían a todo correr hacia Motril. Para acompañarles en su huida y hacerles correr más aprisa, enviamos a nuestra aviación, que los bombardeó".

Extractos de las arengas radiofónicas del general Queipo de Llano.

Vídeo Youtube: 'Propaganda radiofónica de Queipo de Llano' / Héctor Muñoz Maldonado.

Kilómetros de pesadilla

Foto: Civiles huyendo de Málaga
Familias enteras abandonaron la ciudad, huyendo de una represión segura. Lo que no sabían es que se dirigían a un infierno peor. "A la carretera se echaron sobre todo niños y mujeres que huían del terror y del terror sexual. No sabemos cuántas personas se fueron, pero en Málaga, en ese momento, había más de 350.000 habitantes teniendo en cuenta todos los refugiados que habían llegado antes desde Sevilla. ¡Hay informes que hablan de 3.000 personas acogidas en la Catedral!", detalla Morales.

"Llegaron destrozados a Almería (…) constituían un lamentable espectáculo. Llegaban sucios y en harapos. Las mujeres con los niños pequeños en brazos, que como no habían sido lavados, llevaban la poca ropa pegada a la piel despidiendo un mal olor increíble. El aspecto del conjunto era de gitanería..."

(Testimonio de un contralmirante de uno de los cruceros del Ejército franquista, citado en las memorias del Almirante de la Flota Nacional Francisco Moreno).



Una niña huyendo durante La Desbandá
La carretera de la muerte retratada por Hazen Sise
Refugiados huyendo durante La Desbandá

La Desbandá de miles de civiles avanzó por la estrecha carretera costera. Atacada por tropas italianas por tierra y aire, las pocas imágenes y testimonios que nos quedan son atroces. "Niños con harapos ensangrentados, sin zapatos, con los pies hinchados aumentados de dos veces su tamaño, lloraban desconsoladamente de dolor, hambre y agotamiento. Doscientos kilómetros de miseria", escribió el médico canadiense Norman Bethune, testigo del infierno.

No hay cifras exactas, pero algunos cálculos hablan de entre 150.000 y 300.000 civiles huyendo de la guerra en una peregrinación improvisada por la costa. Esa peregrinación supuso la muerte de miles de ellos. "Lo que mi madre recordaba eran bombas cayendo continuamente, el miedo a los aviones, el caminar sin nada de comer", rememora Luisa Vecino, una de las pocas supervivientes que quedan de la hecatombe.
La Desbandá es además la primera gran escena del horror del siglo XX. Si la historia cuenta la Guerra Civil como el preludio de la IIGM, La Desbandá es un claro ejemplo. El volumen de civiles asesinados por operativos militares precede a los grandes crímenes que asolarían Europa años después.

Además, confirma que España fue el "gran banco de pruebas bélico del mundo, sobre todo en las tácticas militares terrestres que se exportarían a la IIGM. Hasta La Desbandá no hay precedentes militares de una acción conjunta como la que aquí se hizo", cuenta Fernando Puell.

Foto: Niños en La Desbandá.
Miles de civiles vivieron una orquestada masacre. Por tierra, atosigados por tropas terrestres que disparaban con metralletas desde camiones. Por aire, con la aviación italiana y por mar simultáneamente, el Crucero Canarias y el Crucero Baleares disparaban a la carretera repleta de civiles, a veces a una distancia de poco más de 200 metros.
Foto: La carretera de la muerte.


Miles de civiles vivieron una orquestada masacre. Por tierra, atosigados por tropas terrestres que disparaban con metralletas desde camiones. Por aire, con la aviación italiana y por mar simultáneamente, el Crucero Canarias y el Crucero Baleares disparaban a la carretera repleta de civiles, a veces a una distancia de poco más de 200 metros.
Foto: La carretera de la muerte.


Mejor no remover a los muertos

Foto: La Desbandá retratada por H.Sise.
Mejor no remover a los muertos, uno de los lemas que ha acompañado a España y su visión de la historia. El siglo XX es estudiado como el de las grandes guerras y exterminios. Sabemos todo sobre campos de concentración nazis, por ejemplo, pero ¿cómo se puede ignorar tanto de una masacre como La Desbandá?

"Ciertamente, gran parte de la sociedad desconoce lo que pasó, la juventud me temo que no tiene ni idea", reflexiona el experto en Historia Militar, Fernando Puell, que lamenta lo mal que se enseña la historia actualmente.

Foto: La Desbandá retratada por H.Sise.
El desconocimiento también tiene que ver con la falta de documentación y archivos históricos, es el silencio impuesto del franquismo tras la guerra. De la toma de Málaga no trascendió la masacre, sino la liberación de Málaga de los "rojos marxistas". Pero, además, la toma de Málaga no fue realizada por Franco. "La historiografía militar omite este episodio porque Franco no estuvo presente en esta conquista, el mérito fue de Queipo de Llano y las tropas italianas, cuya presencia se omite, y nuestra historia militar es casi hagiográfica de Franco", explica Puell.

La Desbandá es una nota al pie en el gran relato de la Guerra Civil que contó el franquismo tras su victoria. Y es, además, un tema incómodo militarmente para la República, que falló estrepitosamente y omitió el auxilio de Málaga y de decenas de miles de civiles, abandonados a su suerte. La Desbandá no tiene reivindicación de izquierdas o derechas.

Un cuento sin cuentacuentos

Foto: La carretera de la muerte retratada por Hazen Sise.
La desgracia de las víctimas de la carretera de Málaga no tiene narradores. Una de las carencias de esta histórica atrocidad es la de testigos. "Uno de los motivos de este gran silencio y desconocimiento es que no había reporteros internacionales. Igual que meses después sí los hubo en el bombardeo de Guernica, en comparación este bombardeo fue una tragedia menor, pero sí se convirtió en un símbolo porque tuvo un eco internacional", reflexiona Morales.

Pero testigos hubo:

"Por entonces habíamos pasado al lado de tantas mujeres y niños afligidos que pensamos que lo mejor era volver y comenzar a poner a salvo los peores casos. Era difícil elegir cuales llevarse, nuestro coche era asediado por una multitud de madres frenéticas y padres que con los brazos extendidos sujetaban hacia nosotros sus hijos, tenían los ojos y la cara hinchada y congestionada tras cuatro días bajo el sol y el polvo".

(Extracto de El crimen de la carretera de Málaga – Almería)

Foto: Refugiados de La Desbandá

Pero testigos hubo:

"Por entonces habíamos pasado al lado de tantas mujeres y niños afligidos que pensamos que lo mejor era volver y comenzar a poner a salvo los peores casos. Era difícil elegir cuales llevarse, nuestro coche era asediado por una multitud de madres frenéticas y padres que con los brazos extendidos sujetaban hacia nosotros sus hijos, tenían los ojos y la cara hinchada y congestionada tras cuatro días bajo el sol y el polvo".

(Extracto de El crimen de la carretera de Málaga – Almería)

Foto: Refugiados de La Desbandá

Foto: Norman Bethune.
Norman Bethune fue un médico canadiense que se integró en las Brigadas Internacionales. Creó un instrumento pionero e inédito, una ambulancia en una furgoneta que se especializó en realizar transfusiones de sangre en el campo de batalla. Llegó a Andalucía sin prever la magnitud del drama que le esperaba. "España es una herida en mi corazón. Una herida que nunca cicatrizará. El dolor permanecerá siempre conmigo, recordándome siempre las cosas que he visto", escribió en sus memorias sobre los días que pasó en La Desbandá, El crimen de la carretera de Málaga – Almería.

"Sin fotos no habría habido Desbandá, no existiría esta historia", nos dice Jesús Majada. Investigador y divulgador, Majada es quien dio por casualidad con las fotografías que inmortalizan La Desbandá. "Buscaba material sobre cómo veían los extranjeros a Málaga y me topé casi querer con aquellas imágenes. Conocía perfectamente la historia de Málaga, pero no sabía nada de La Desbandá". Majada es el responsable de sacar a la luz las fotos que el Centro Andaluz de Fotografía expuso por primera vez en 2004.

Las fotografías de Hazen Sise, uno de los ayudantes de Bethune, son la principal fuente visual que durante años ha acompañado a los pocos relatos y testimonios orales que salían a la luz. Solo ahora, la actividad investigadora de las asociaciones memorialistas está consiguiendo abrir archivos militares y nuevo material.

"Hemos conseguido acceder a material militar italiano y esperamos poder saber más de lo que pasó militarmente, con fotos de la parte más militar de La Desbandá en Málaga y Granada", explica a Sputnik Fernando Alcalde, de la Asociación para la recuperación de la Memoria Histórica 14 de abril (ARMH), que desde 2003 inició las marchas memorialistas.

A punto de ser solo ecos de memoria
Foto: Refugiadas de La Desbandá
Foto: Luisa Vecino (segunda por la derecha) / Cortesía de Luisa Vecino.
"Recuerdo que un día vino a casa un hombre bien vestido, quería hablar con mi madre. Se sentaron y él empezó a sollozar y a pedirle perdón, decía que no sabían lo que hacían". Los ojos de la joven Luisa Vecino se abrieron como platos ante aquella escena. El hombre era un joven italiano que había sido piloto y había bombardeado a los civiles de La Desbandá.

Luisa Vecino es hija de la italiana Luigia Barbini. Su memoria nos permite reconstruir la fatídica historia de aquellos días. Luisa vivió en brazos de su madre La Desbandá cuando solo tenía cuatro meses. Había nacido cuando su padre era profesor en Adra, en la costa almeriense. "Empezaron los bombardeos y mi madre me contaba que salieron a la calle conmigo en brazos, sin nada más".

El padre de Luisa fue encarcelado por haber trabajado en la Institución Libre de Enseñanza desde 1939 a 1944. "Recuerdo que cuando salió de la cárcel parecía un hombre viejísimo", nos cuenta al teléfono desde Almería. El padre nunca contó nada sobre La Desbandá o la cárcel… la ley del miedo.

La Desbandá vive sin embargo en los recuerdos de Luisa Vecino, que emigró a Milán con su madre cuando ésta quedó viuda. Además de la visita del joven piloto italiano arrepentido a su madre, Luisa un día preguntó a su madre la razón por la que guardaban un vaso roto y sucio al fondo del armario. Ese vaso fue el que le salvó la vida en La Desbandá. "Mi madre se quedó sin leche para amamantarme, yo lloraba y una mujer consiguió ordeñar una cabra y trajo la leche en ese vaso roto y sucio que encontraría en el suelo. Eso debió salvarme e intuyo que gracias a ese vaso mis anticuerpos se hicieron a fuerza de bombas y por eso estoy tan sana hoy", bromea a sus 85 años.
Foto: La Desbandá.
La Desbandá vive sin embargo en los recuerdos de Luisa Vecino, que emigró a Milán con su madre cuando ésta quedó viuda. Además de la visita del joven piloto italiano arrepentido a su madre, Luisa un día preguntó a su madre la razón por la que guardaban un vaso roto y sucio al fondo del armario. Ese vaso fue el que le salvó la vida en La Desbandá. "Mi madre se quedó sin leche para amamantarme, yo lloraba y una mujer consiguió ordeñar una cabra y trajo la leche en ese vaso roto y sucio que encontraría en el suelo. Eso debió salvarme e intuyo que gracias a ese vaso mis anticuerpos se hicieron a fuerza de bombas y por eso estoy tan sana hoy", bromea a sus 85 años.
Foto: La Desbandá.
Foto: Mujer amantando durante La Desbandá.
Otro de los cabos que ató Luisa con el pasado fue cuando leía en su adolescencia El bisturí, la espada. La historia del Dr. Norman Bethune. "La descripción de aquel hombre concordaba con lo que mi madre me había contado", explica. Luigi Barbini y su bebé –Luisa Vecino– fueron unas de las personas rescatadas por la furgoneta–ambulancia de Bethune.

La voz de Luisa y sus historias son un eco a punto de extinguirse. El testimonio de su familia contribuye a rellenar el enorme agujero negro que arroja la documentación historiográfica, pero cada vez quedan menos supervivientes y testimonios. "Todos los años, cuando conmemoramos La Desbandá, contamos con supervivientes. Por el COVID y el paso del tiempo, 2022 ha sido el primer año en el que ninguno nos ha acompañado", cuenta Fernando Alcalde, de la ARMH 14 de Abril. Sin testimonios, asentamos la ignorancia.

Un mapa incómodo

Foto: Niños de la Desbandá.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, dio cumplimiento el 17 de enero a la resolución judicial que restituía el nombre de la calle 'Crucero Baleares', uno de los tres navíos de la flota nacionalista que contribuyó a la masacre de la costa andaluza.

No es el único caso de memoria dolorosa en nuestro callejero, hay muchas otras calles 'Crucero Baleares' en España que persisten ante el inmovilismo de las administraciones municipales. Pero, en este caso, se trata de una restitución de un nombre que ya había sido borrado.

"No puedo entender qué tiene en la cabeza un político joven, que no es hijo de aquel miedo y aquel horror para homenajear un buque asesino, ¿qué pretende?", clama Luisa Vecino, que reflexiona sobre la impunidad de los vencedores de un conflicto décadas después.

En Motril (Granada), otra de las ciudades que padeció los bombardeos del propio Crucero Baleares, el 8 de febrero varios vecinos se reúnen en la calle para pedir el fin a este "mapa del horror y del doble castigo para los descendientes de las víctimas", expone Fernando Alcalde, que señala la importancia de la "transmisión generacional de los traumas".

Foto: Protesta memorialista en Motril (Granada) / Cortesía de F.Alcalde
La generación de la guerra murió o fue reprimida, los hijos de esa generación fueron educados en el silencio y la generación actual se divide entre hacer frente a este pasado incómodo o seguir omitiéndolo. "Es importante mejorar la educación, hoy tenemos a jóvenes y políticos que desconocen el pasado, el manoseo político de la Guerra Civil es peligroso y conflictivo", alerta Fernando Puell.

Sobre el eco del miedo que se convierte en silencio encontramos un ejemplo actual en Motril. "Hemos rescatado fotos de Robert Capa y Gerda Taro en La Desbandá y hemos reconocido en ellas a un miliciano de Calaonda. Hemos dado con su familia, pero ellos no quieren saber nada, no quieren que se sepa nada de su abuelo", explica Fernando Alcalde. El miedo también se hereda.
"Todo quedó atado y bien atado y así sigue", explica a Sputnik Fran Ortiz, coescritor y editor de El gran libro de La Herradura". La localidad costera granadina fue bombardeada por el Baleares. "En el libro contábamos con una amplia crónica de La Desbandá, pero tuvimos que omitir ciertas partes para no molestar a algunas familias del pueblo. Es un equilibrio imposible de sostener más tiempo, porque nosotros somos la última generación que puede contar lo que pasó", explica Ortiz. Si no lo hacemos, La Desbandá quedará en una ristra de fotos con poco pie de página.
Foto: La Desbandá.


"Todo quedó atado y bien atado y así sigue", explica a Sputnik Fran Ortiz, coescritor y editor de El gran libro de La Herradura". La localidad costera granadina fue bombardeada por el Baleares. "En el libro contábamos con una amplia crónica de La Desbandá, pero tuvimos que omitir ciertas partes para no molestar a algunas familias del pueblo. Es un equilibrio imposible de sostener más tiempo, porque nosotros somos la última generación que puede contar lo que pasó", explica Ortiz. Si no lo hacemos, La Desbandá quedará en una ristra de fotos con poco pie de página.
Foto: La Desbandá.


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Fotos: Cortesía del Centro Andaluz de Fotografía y J.Majada
Texto: Gonzalo Wancha
Diseño: Alejandro Cuevas Vidal
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