La masacre en Canoa, el pueblo mexicano donde se linchó a jóvenes por "comunistas"

En septiembre de 1968, la paranoia colectiva y el estigma orillaron a algunos habitantes de San Miguel Canoa, un municipio ubicado en el estado mexicano de Puebla, a matar a cinco jóvenes que solamente buscaban escalar un volcán.

Fue el 14 de septiembre de 1968 cuando un grupo de estudiantes y trabajadores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) visitó el volcán La Malinche con la finalidad de escalarlo. Eran cinco personas, todos jóvenes: Julián González Báez, Ramón Gutiérrez Calvario, Jesús Carrillo Sánchez, Miguel Flores Cruz y Roberto Rojano Aguirre.

Debido al mal tiempo, el grupo no pudo subir al volcán y decidió refugiarse en el pueblo que quedaba a sus faldas: San Miguel Canoa, un poblado de origen náhuatl.

Por aquellos días, México era gobernado por Gustavo Díaz Ordaz, quien pasaría a la historia como el orquestador de la cruenta masacre del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco y represor del movimiento estudiantil de aquella época inspirado, en parte, por la Revolución cubana.

"Con el orbe inmerso en la Guerra Fría y la opinión pública manipulada en el bloque capitalista con el miedo al fantasma del comunismo, los grupos conservadores, intolerables y fascistas esgrimieron cualquier pretexto para agredir a quienes, aun haciendo nada, podrían suponer una “amenaza” para la estabilidad de las “buenas conciencias” de la sociedad de entonces", señala la Comisión Nacional de Derechos Humanos en su informe sobre el caso.

Fueron justamente el dogma y el estigma alrededor de la juventud y el comunismo lo que llevó a los habitantes de Canoa a protagonizar uno de los episodios más recordados: la masacre de San Miguel Canoa.

De acuerdo por lo documentado con la CNDH, la llegada de los jóvenes al pueblo se expandió hasta llegar a oídos del párroco de la iglesia del lugar, Enrique Meza Pérez, a quien incluso las mismas víctimas pidieron refugio, pero les fue negado.

En la noche de aquel 14 se septiembre, la campanas de la iglesia se hicieron sonar y del altavoz se envió un mensaje al pueblo en Canoa se encontraban algunos jóvenes que entregaban propaganda comunista y, por ende, enemigos de la creencia católica.

Con machetes, piedras y palos, los jóvenes fueron brutalmente golpeados por los habitantes, alentados por el cura del poblado. En el lugar murieron Ramón Gutiérrez Calvario y Miguel Flores Cruz, mientras que los tres jóvenes restantes fueron torturados; sin embargo, sobrevivieron.