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La 'familia imperial' de Brasil no se rinde en los 200 años de la independencia

© Foto : Instagram / @promonarquiaFamilia Imperial de Brasil
Familia Imperial de Brasil - Sputnik Mundo, 1920, 17.01.2022
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En el marco del bicentenario de la independencia de Brasil, los descendientes de la familia imperial brasileña reavivan su intención de restaurar la monarquía en el gigante sudamericano bajo el lema: '¿Izquierda? ¿derecha? Siga el mejor camino: Monarquía'.
El proceso independentista de Brasil se diferenció de los procesos de otras naciones latinoamericanas, al ser caracterizado como una transición pacífica y dirigida por miembros de la familia real portuguesa.
Luego de que la invasión napoleónica a Portugal en 1808 forzó el exilio de la familia real colonial, el Imperio portugués mudaría su metrópoli a Sudamérica, más específicamente a Río de Janeiro.
El 7 de septiembre de 1822, con el influjo de la proclama 'Independencia o muerte', también conocida como el 'Grito de Ipiranga', Pedro IV de Portugal pasó a ser reconocido como Pedro I de Brasil, convirtiéndose así en el emperador de Brasil.
El gigante de América del Sur pasaría de ser una colonia del reino de Portugal a un Imperio, una monarquía constitucional, que con el paso del tiempo se convirtió en el régimen monárquico independiente más relevante y duradero de Latinoamérica, hasta su ocaso en 1889.

¿Quién sería el actual sucesor al trono imperial en Brasil?

Los descendientes de la familia imperial brasileña —a través de publicaciones en su sitio web—, proponen la restauración de la monarquía imperial brasileña como veladores de los principios inmateriales de la nación, más allá de una solución del tipo izquierda o derecha.
La familia imperial sostiene que la instauración de la República en Brasil —el día 15 de noviembre de 1889—, fue un golpe de Estado, pero que sin embargo, mantienen 'como el más precioso de los legados', una fidelidad a su misión histórica, donde "dieron siempre notoria prueba de esta fidelidad y nunca se abstuvieron de cumplir los deberes intrínsecos a la condición de miembros de la Familia Imperial", afirma el portal.
La figura de emperador actual de Brasil —porque cabe destacar que sería un imperio, no un reino—, recaería sobre los hombros del Príncipe Don Luiz de Orleans e Bragança, "actual depositario de los derechos al Trono de la Corona de Brasil".
El 'actual monarca' imperial, nació en 1938 en el balneario francés de Mandelieu-la-Napoule (sur), siendo el primero de los 12 hijos de su padre, Príncipe Don Pedro Henrique de Orleans e Bragança, jefe de la Casa Imperial de Brasil.
Ingeniero químico de profesión, asumió el rol de líder de la familia imperial luego del fallecimiento de su padre en 1981, donde ejerció la petición de eliminar la 'cláusula pétrea', un dispositivo constitucional punitivo que deja a los 'monarquistas' fuera de la ley, en una célebre carta a los miembros de la Asamblea Constituyente de Brasil de 1987.

Bicentenario imperial

El pasado 11 de enero, con motivo del inicio de los 200 años de la proclamación independentista monárquica de Brasil, el príncipe Don Bertrand de Orleans e Bragança —hermano del príncipe Luiz—, se dirigió al 'pueblo monarquista' de Brasil.
En la misiva, aseguró estar 'conmovido', por las muestras de cariño de los monarquistas —viejos y jóvenes— que se manifestaron con "lealtad y aprecio" tanto en Sao Paulo como en Río de Janeiro.

"En este año que celebramos el Bicentenario de la Independencia, continuamos observando una amplia corriente que clama 'quiero mi Brasil de vuelta', eso es, una nación ordenada. Sepan los beneméritos patriotas, que siempre podrán contar con la estima, el apoyo y el trabajo de la familia Imperial", sostuvo el segundo en la línea de sucesión del imperio brasileño.

Propuestas básicas para la restauración de la monarquía en Brasil

En el año 2015 fue escrita la 'Carta Monárquica', un documento que cuenta con 16 propuestas básicas para el retorno al Imperio y la "derrota final de esa pesadilla llamada República".
Entre las propuestas vertidas en el documento 'imperial', caben destacar:
Restauración de la Monarquía en las líneas generales de la Constitución de 25 de marzo de 1824, naturalmente haciendo las adaptaciones necesarias a la realidad brasileña actual.
Monarquía hereditaria en la Casa Imperial de Brasil, con el consiguiente reconocimiento de Su Alteza Imperial y Real el Príncipe Don Luiz de Orleans e Bragança, Jefe de la misma Casa, legítimo titular de los derechos a la Corona.
Poder Moderador como atribución del Emperador. El poder ejecutivo se ejerce a través del Primer Ministro, junto con los demás miembros del Gabinete, que goza de la confianza del Emperador y de las Cortes, de acuerdo con el sistema parlamentario que prevaleció, con tanto éxito, durante todo el reinado de Don Pedro II.
Una legislatura bicameral, integrada por el Senado y la Cámara de Diputados, elegidos por sufragio universal.
Mantenimiento, respecto del Poder Judicial y del Ministerio Público, de las condiciones de independencia de los respectivos miembros: vitalicia, inamovilidad e irreductibilidad de los salarios.
Consejo de Estado, siendo elegidos los respectivos miembros por el Emperador, entre las figuras exponenciales de los diversos sectores de la vida nacional.
Mantenimiento del sistema federativo, incluyendo la posibilidad de que las Cortes del Imperio dividieran las existentes en nuevas unidades federativas, siempre mediante consulta plebiscitaria popular con las poblaciones interesadas.
Ampliación de la autonomía de los municipios, dentro de la organización política de los estados.
La familia, célula madre de la sociedad y fundamento de la civilización cristiana, también debe ser protegida eficazmente. Los padres deben ser informados sobre los verdaderos derechos y fines de la familia, para que a sus ojos se valore la sublime misión de salvaguardar la vida de sus hijos, que es condición básica del bienestar doméstico.
De acuerdo con el principio de subsidiariedad, la familia es la principal responsable de la educación de los hijos. El Poder Público pondrá todos sus esfuerzos en el desarrollo de la red de educación privada y, además, completará, mediante la colaboración de la red de educación pública, lo necesario para dotar integralmente a la población nacional de un nivel educativo adecuado.
Valorando la gran misión de las Fuerzas Armadas como guardianas de la Nación. En su prestigio y eficacia descansa la paz social y la seguridad interior y exterior de nuestra patria, así como su merecido protagonismo en el escenario internacional. Sus miembros deben contar con todas las condiciones para vivir dignamente, libres de preocupaciones materiales que afecten su moral y los alejen de la plena dedicación a los deberes militares.
La Policía Militar y el Cuerpo Militar de Bomberos, reservas legítimas de las Fuerzas Armadas, como tales serán consideradas, reconocidas y destacadas su función intransferible en la seguridad pública y defensa territorial del País. A la Policía Federal y Civil, responsables de la preservación del orden público y para la seguridad de las personas y los bienes, se garantizará un tratamiento acorde con su importante e indelegable papel, especialmente en la defensa del ciudadano y en la lucha contra la delincuencia en todas sus formas.
Respeto al sistema de sindicalismo libre, de acuerdo con el compromiso asumido por Brasil al firmar la carta de la OIT.
Siguiendo el ejemplo de lo ocurrido durante el largo reinado de D. Pedro II, los medios de comunicación deben gozar de las más amplias facultades posibles para desempeñar su importante papel de información y formación de la opinión pública. El ejercicio de esta libertad debe ser entendido con su función social, siendo asegurado a todo brasileño, así como a la sociedad civil, el derecho a defender su honor y la moral familiar o social, en los términos de la ley.
Siendo, por excelencia, la forma de gobierno monárquica la que más se acerca al modelo familiar que debe ser la matriz de todas las sociedades humanas, la restauración del Imperio debe ir acompañada de una amplia confraternización de todos los brasileños en torno a un objetivo común. olvidando sus odios, malas voluntades y divisiones de cualquier tipo. Así, la campaña por la restauración de la Monarquía -una verdadera cruzada nacional-, realizada a altos niveles, no tendrá como objetivo llegar a personas, organizaciones y partidos, quedando la propaganda y el debate principalmente al nivel de las ideas.
Independencia de Brasil  - Sputnik Mundo, 1920, 06.09.2021
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