Una tubería le juega una mala pasada a los esquiadores de este complejo turístico en EEUU

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Sillas en un complejo de ski  - Sputnik Mundo, 1920, 11.01.2022
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Para aquellos que aman los deportes de invierno, la adrenalina y el clima son dos aspectos claves. Sin embargo, hay límites para la cantidad de frío y de emoción que cada persona puede soportar. Estos esquiadores experimentaron en carne propia lo que se siente recibir un chorro de 'adrenalina'.
El episodio en cuestión tuvo lugar el 7 de enero de 2022 en el complejo turístico Beech Mountain, en Carolina del Norte, cuando una tubería de agua se rompió, expulsando cientos de litros de agua a alta presión.
Para mala suerte de los esquiadores que en ese momento se encontraban en las sillas, el agua a propulsión salió directamente en la dirección de los entusiastas del deporte, que terminaron empapados en un clima con una temperatura de 7 grados centígrados.
Dos de los visitantes del complejo fueron llevados a un hospital del área. El complejo informó que no tenían heridas graves por lo que fueron dados de alta.
"Tan pronto como nos dimos cuenta del problema, nuestro equipo de operaciones y seguridad tomó medidas lo más rápido posible para drenar el sistema de manera segura y ayudar a los esquiadores restantes a desembarcar en la parte superior del teleférico", señaló en un comunicado la gerencia del resort.
Sin embargo, varios visitantes han denunciado en las redes sociales y en los medios locales que el incidente tuvo consecuencias más graves en la salud de los afectados de lo que dice el centro turístico. Además, han criticado la pobre respuesta de Beech Mountain, al que acusan de querer evadir su responsabilidad.
"Tengo bastante dolor, principalmente en el lado izquierdo de mi cuerpo. Tengo moretones de la cabeza a los pies, algunos grandes, algunos pequeños, como en todo el cuerpo", señaló Emma Lopinto, una de las víctimas del accidente.
Varios de los esquiadores que estaban en las sillas decidieron saltar antes que ser alcanzados por el agua, mientras otros fueron derribados al suelo por la fuerza del agua, como fue el caso de Lopinto.
"Simplemente nos agarramos y agachamos la cabeza y todo lo que recuerdo es la barra de metal volando y luego yo volando. No recuerdo nada y recuerdo abrir los ojos boca abajo en el suelo", señaló Lopinto.
La distancia desde las sillas hasta el suelo era de aproximadamente siete metros.
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