La historia del hombre que vivió casi siete décadas con hipo

El hipo es tan antiguo que ya hay registros de él en los tratados de medicina de Hipócrates y Galeno, menciona la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

A nivel fisiológico, el hipo se explica como un acto reflejo neuronal víscero muscular mediado por el nervio vago y por el nervio frénico, a cargo de contraer el diafragma y producir un freno brusco a la entrada del aire, explica la UNAM. ¿Te imaginas vivir con esto durante décadas?

Charles Osbourne logró un Récord Guinness al ser el hombre con el mayor hipo de la historia, uno que le duró nada más, ni nada menos que 68 años.

De acuerdo con datos de la UNAM, fue un día de 1922 cuando pesando un cerdo que sería sacrificado, el hombre comenzó con el común espasmo involuntario; lo que no sabía este que este de duraría casi siete décadas.

En ese entonces, Osbourne tenía 28 años de edad y era un ganadero radicado en Iowa, Estados Unidos, quien pasaría a la historia por sufrir de estos espasmos.

¿Qué es el hipo?

El hipo es un seudo acto reflejo, al no reunir los rasgos suficientes para ser considerado como tal, a diferencia del vómito, la náusea o la diarrea, que funcionan como mecanismos de defensa del organismo, distingue en el texto el gastroenterólogo clínico y académico de la Facultad de Medicina de la UNAM Gregorio Rafael Benítez Peralta.

Entre los mecanismos que originan el hipo figuran la irritación de los nervios vago y frénico, la contracción de la glotis por acción del nervio recurrente o laríngeo inferior, las alteraciones del sistema nervioso central, cambios tóxico metabólicos y cambios psicogénicos.

"Fumar, ingerir bebidas alcohólicas y carbonatadas, el mismo ejercicio, pueden propiciar la aparición del hipo, también comer de prisa, ya que al tragar aire se produce distensión de la cámara gástrica del estómago, causando en ocasiones tanto eructos como hipo", apunta la UNAM.

Por su duración, el hipo se clasifica en cuatro magnitudes, aguda, persistente, intratable e inestable.

Para prevenirlo se recomienda comer despacio, reducir la porción de los alimentos, restringir el consumo de picante y evitar bebidas alcohólicas y carbonatadas, señala la Gaceta UNAM.