Argentina busca salir del espejismo de su recuperación

BUENOS AIRES (Sputnik) —Argentina concluye este año con una recuperación económica del 10%, y para 2022 espera que la inercia en ascenso continúe. Son noticias alentadoras en un país en recesión desde mediados de 2018 que tarda en cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar el préstamo otorgado ese mismo año.

De poco servirá el mea culpa esbozado por la entidad multilateral en un informe de hace unos días, en el que admitió que el programa stand-by acordado con la administración de Mauricio Macri (2015-2019) por el que desembolsó 44.000 millones de dólares no cumplió sus metas.

Esa admisión parcial de responsabilidades no cambiará de manera sustancial las negociaciones con el FMI que encara el presidente, Alberto Fernández, desde su llegada al poder, en diciembre de 2019. "Mucho de esto ya estaba en la mesa de negociación con Argentina", aclara en conversación con la Agencia Sputnik el economista Martín Kalos, director de EpyCA Consultores.

En su análisis introspectivo, el Fondo reconoce que la inflación en Argentina, que supera el 51% en el último año, no está causada solo por la emisión monetaria. Pero está lejos de rasgarse las vestiduras por su responsabilidad en la deriva económica del país.

"Mucha de la culpa es atribuida al Gobierno de Mauricio Macri, lo cual es cierto, porque la política monetaria fue soberana, pero deja de lado que a nivel político había una coincidencia ideológica muy fuerte entre esa dirección política del FMI y la del Ejecutivo anterior", esgrime Kalós.

El Fondo tampoco se lleva las manos a la cabeza por haber concedido a Argentina el mayor crédito de su historia, que en un inicio iba a ser de 56.000 millones de dólares. "Llama la atención, y está mencionado en el informe del FMI, que esa magnitud de dinero no fuera suficiente ni siquiera para contener parcialmente la crisis", plantea el también docente de la Universidad de Buenos Aires.

Una revisión más profunda podría revelar por qué un crédito tan cuantioso no solo fue ineficaz para estabilizar la economía, sino que además fue perjudicial. A falta de ese análisis, el Fondo se limitó a observar los problemas de la economía argentina y a señalar cuáles eran las bases para negociar un nuevo programa.

Con este diagnóstico, Argentina intentará obtener condiciones más favorables de refinanciamiento en un nuevo acuerdo. "El FMI no puede ignorar que hace falta un cambio sustancial y para eso hace falta que Argentina tenga recursos que no estén plenamente abocados al plan de deuda", señala el economista.

Bajo esta premisa, hay una sola pregunta a responder, y es la de qué políticas hay que ejecutar para que Argentina tenga capacidad de pago. "Esa va a ser siempre una gran discusión entre la mirada política del FMI y la mirada política del Gobierno peronista de Alberto Fernández", asume el consultor.

Presupuesto

Diciembre no concluye sin un revés del oficialismo en la Cámara de Diputados que le impidió aprobar el Presupuesto de 2022. Más allá de la debilidad política que dejó al desnudo su dificultad para atraer los votos de fuerzas provinciales y de izquierdas, y del desgaste que esto puede suponer en las conversaciones con el FMI, el Gobierno debe reorganizar el Presupuesto de 2021 con las adaptaciones que se requieran, según marca la legislación vigente.

"La inflación subestimada en las cuentas de 2021 y la acumulada en 2022 hará que los números del Presupuesto 2021 aprobado por ley queden muy bajos, pero la normativa avala que el Poder Ejecutivo reasigne de manera discrecional todo ingreso extra respecto a lo presupuestado este año", ilustra Kalos.

Sin una ley que lo ate, el Gobierno queda con más libertad para decidir su política económica, por ejemplo, para negociar con cada provincia las obras públicas que pueden impulsar, y por lo tanto, con más poder político.

Recuperación definitiva

Argentina no puede olvidarse de su crisis, por más que los datos constaten una recuperación en algunas áreas, como la producción industrial o el empleo, que incluso superan los datos de 2019.

Pero ese año Argentina también estaba en recesión, recuerda Kalós. La nación sudamericana se halla estancada desde 2012, con una caída que comenzó en 2016, y más allá de un rebote en 2017, continuó en 2018, 2019 y 2020.

"En el medio hubo un crecimiento de la población argentina que redujo el PIB per capita respecto a hace 15 años, y además, el resto del mundo continuó avanzando, por lo que Argentina perdió competitividad y productividad en términos relativos", puntualiza el economista.

El país tiene por delante un desafío que no logra abordar de manera exitosa desde hace 50 años: crecer de forma sustancial, sostenida y sustentable durante una década para recuperar el PIB por habitante que tenía en 2011.

Ese crecimiento debe trasladarse a una recuperación de las ganancias de las empresas y de los ingresos de los hogares para que aminore la pobreza y se redistribuya el ingreso en un país con una pobreza del 40%.

La infantilización de la pobreza, problema que afecta al 54,3% de los niños y adolescentes del país, lleva a que muchos de los menores se hayan criado en hogares estructuralmente pobres en los últimos 25 años.

"Debe consensuarse una política económica entre el sector público y privado para que el rebote que comenzó en 2021 genere una dinámica virtuosa que Argentina no conoce desde hace muchos años y que es la de que vamos a crecer, y no que a la vuelta de la esquina hay una nueva crisis", concluye Kalos.