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Racismo, maestras rusas y educación cultural: perfil de una bailarina clásica mexicana

© Sputnik / Eliana GiletDanae Robles, bailarina clásica mexicana
Danae Robles, bailarina clásica mexicana - Sputnik Mundo, 1920, 23.12.2021
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Sputnik conversó con Danae Robles, bailarina clásica profesional, acerca de su trayectoria y las dificultades de dedicarse al arte en México.
Danae Robles conoció la danza desde que estaba en el vientre o, tal vez, incluso antes: la abuela materna bailaba cumbia y la paterna, rock-and-roll. Hija de la bailarina folclórica Mara Zavala Obregón, el respaldo de su madre le permitió sortear las duras barreras impuestas por la danza clásica que, por lo bajo, sostiene que "los morenos no pueden bailar ballet".
Formada por las maestras que llegaron a México tras la caída de la antigua Unión Soviética, en charla con Sputnik, Danae relató la fuerte influencia que tuvo la escuela rusa en varias generaciones de bailarines mexicanos, particularmente quienes se formaron, como ella, en la Academia de la Danza Mexicana.
En sus 31 años de vida, de los cuales lleva 13 como bailarina profesional y 27 desde que llegó a su primera clase con apenas cuatro años, Danae reflexionó por qué es importante que exista una política que vuelva a poner a la danza en las escuelas públicas.

"La danza tiene una profundidad social tal, que tiene la capacidad de sublimar nuestra personalidad, algo a lo que todos deberíamos tener acceso, para que deje de ser elitista y exclusiva porque no se trata de eso, sino de vivir mejor en comunidad, algo en lo que el arte nos puede ayudar", señaló.

Racismo y discriminación

Con apenas diez años, Danae comprendió de un golpe a qué sabe el racismo: luego de haber cursado un año en el Centro Nacional de las Artes (CENART, fundado en la capital mexicana en 1994), la directora le dijo a su madre que la niña no podría seguir estudiando allí, porque tenía nalgas demasiado grandes que ni una operación le iba a quitar. Su madre salió de la oficina hecha una furia, gritando que cuando su hija fuese bailarina, ellos se iban a enterar.
© Sputnik . Eliana GiletDanae Robles, bailarina clásica mexicana
Danae Robles, bailarina clásica mexicana - Sputnik Mundo, 1920, 23.12.2021
Danae Robles, bailarina clásica mexicana
No fue la única, durante la entrevista con Sputnik, Danae fue recordando historias propias y de sus compañeras cuyos cuerpos fueron puestos en entredicho por no adaptarse con un restrictivo canon: piel blanca y piernas largas. Esa certeza hizo, por ejemplo, que Danae jamás se presentara en las audiciones de la Compañía Nacional de Danza del Instituto Nacional de Bellas Artes, "porque sabía que no me iban a aceptar", dijo.
"Una compañera me contó cómo en su examen de colocación en CENART, calificaron que todo salía bien por sus rangos, pero en pluma roja los profesores anotaron "su tez es demasiado oscura" y ese fue el motivo por el cual no la aceptaron. Como yo, hay muchos otros bailarines que por ser morenos, no han recibido las mismas oportunidades que se tienen al ser blanco", explicó.

La vena rusa

Así, la niña hizo el camino contrario del que usualmente hacen los bailarines en México: pasó del CENART a la Academia de la Danza mexicana que, aunque es más antigua, tiene menor presupuesto e instalaciones más modestas. Allí hizo una carrera de 8 años, formada por varias maestras venidas desde el otro extremo del mundo, quienes hallaron en México un espacio dónde marcaron generaciones y fueron valoradas.
Cuando Danae entró a la Academia de la danza mexicana (también pública, del Instituto de Bellas Artes) en el comienzo del milenio, ésta regía sus cursos por el sistema Vagánova, que toma el nombre de su creadora, la bailarina y pedagoga rusa, Agrippina Vagánova. Aunque Danae no está certificada en este método, es la aproximación a la danza que ella sigue usando actualmente para dar sus propias clases.
© Sputnik / Eliana GiletDanae Robles, bailarina clásica mexicana
Danae Robles, bailarina clásica mexicana - Sputnik Mundo, 1920, 23.12.2021
Danae Robles, bailarina clásica mexicana
"Me encanta dar clases, lo hago desde los 16 años y se lo aprendí mucho a la maestra Djamal Ibrahimovna. Ella nos decía '¿Me amas?', y yo le decía: 'Sí, maestra'. Entones, ella respondía: 'Yo soy como tu abuela, si me amas, ¿por qué no me haces caso?', en las correcciones de la técnica que ella nos marcaba", recordó.
Djamal Ibrahimovna nació en Kirguistán y fue la segunda bailarina del Ballet Bolshói, en la ex Unión Soviética. Cuando fue maestra de Danae, tenía 74 años y se encargaba también de enseñar metodología de la danza a los demás maestros de la Academia. También tuvo clases con las maestras Mariana Lovanova, Yolanda Ruíz y Beatriz Ortega, fundadora de la Compañía Immerruss, dщnde Danae baila ahora profesionalmente.
Beatriz Ortega es una mexicana que desde los 16 años, becada para formarse en el Ballet Bolshói, fue parte de su сompañía de bailarines y quien ya de regreso en México, junto a su esposo, también el bailarín Vladislav Furalev, mantuvieron a la Academia mexicana dentro de la tradición rusa, frente a una creciente popularidad de las escuelas de Cuba y de Estados Unidos.
Danae reconoció que el cambio a la Academia de la Danza Mexicana salvó su carrera, no sólo por el acercamiento a estos maestros de alto nivel, sino que ellos "en verdad, son tu familia".

"Yo tuve a mi madre que siempre me apoyó muchísimo pero sin todos estos maestros detrás, no hubiese podido tener la oportunidad o la fortaleza que tuve, gracias a que ellos creyeron en mí y me adoptaron", contó.

Profesional y precario

Danae tardó dos años en bailar profesionalmente una vez que acabó su formación, a los 18 años. Poco antes de recibirse, la dirección de la institución había cambiado de manos, provocando un pleito laboral que Beatriz Ortega ganó veinte años después contra quienes la desplazaron, y logró recientemente volver a dar clases en la Academia. La maestra Djamal también fue despedida en esos momentos.
Ella se sentía devastada. Los nuevos maestros que venían de Cuba traían una escuela que contrastó con su formación, no sólo en la técnica sino, una vez más, en el prejuicio del cuerpo, que se instaló nuevamente en su vida.
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"El maestro que me toco en octavo año, el último que cursé, era el que elegía a las bailarinas por ser altas y güeras, no tanto por su trabajo, y yo venía respaldada por mi trabajo. Porque aunque de entrada no me daban chance de hacer un solo, siempre terminaba bailando porque alguien se lesionaba y yo sabía su parte. Me deprimí y también fue un choque mental, al estar acostumbrada a cierto rigor", recordó.
Salió de la escuela y no pensó en bailar. Se alejó de la danza, se empleó como mesera en bares y se fue de la Ciudad de México, hasta que dos años más tarde, unos amigos le hablaron porque precisaban una bailarina. Fue a la audición y en la tarde, renunció al bar.

"Pienso que la danza es algo muy personal, que si es tu pasión, lo vas a lograr pero la cultura y las artes necesitan ciertas condiciones para que la gente se desarrolle, y aquí hay muy pocas", apuntó.

En la capital y su zona metropolitana, hay apenas un puñado de opciones para los bailarines profesionales: la Compañía Nacional, el Taller Coreográfico de la Universidad Nacional de México y la Compañía de Toluca, en el Estado de México.
"Con las dos compañeras con las que estoy bailando ahora, tenemos 15 años compitiendo por los mismos lugares, sumándole a todas las personas de las nuevas generaciones de bailarines que se han formado en ese plazo y se suman a esa competencia, es ridículo", apuntó.
Como profesional, Danae Robles bailó en el extinto Ballet Metropolitano, en la Compañía de Toluca y también en Playa del Carmen, en Quintana Roo. Sin embargo, la mayoría del trabajo que tiene como bailarina es intermitente, y actualmente se desempeña en la Compañía Immerruss o cuando la convocan para otros espectáculos, como el creado recientemente por el bailarín Igor Elizalde.
© Sputnik / Eliana GiletDanae Robles, bailarina clásica mexicana
Danae Robles, bailarina clásica mexicana - Sputnik Mundo, 1920, 23.12.2021
Danae Robles, bailarina clásica mexicana
"Es difícil estar sin una Compañía formal, que estés ganando y te motive. Aun habiendo esa formalidad, veo a muchas compañeras que no son felices o no se sienten realizadas allí", dijo y vinculó esta crisis a la falta de un público educado en el gusto por la danza.
"Siempre he pensado que sin una educación cultural, ¿cómo vamos a tener un público?. No puede ser que habiendo millones de personas en la Ciudad de México, no haya un teatro lleno de 700 personas", reflexionó.
Montar un espectáculo de danza es un esfuerzo que tiene que hacerse desde cero, prácticamente sin apoyo oficial o gubernamental, ya que la propia compañía debe encargarse de todo lo que rodea a la danza: desde rentar el teatro dónde se presentará, crear el vestuario y zapatos, hasta vender ellos mismos los boletos de la velada.
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Sin embargo, esta actividad cultural tiene su origen en el México prehispánico, que Danae honró bailando junto al maestro Everardo Lara, durante la Gran Danza de unidad que se realizó en agosto pasado, como celebración de los 500 años de resistencia indígena tras la caída de la Gran Tenochtitlán.
Fue gracias al libro de Lara, Matemática y simbolismo en la danza autóctona de México, que Danae encontró las respuestas que llevaba tiempo buscando, y que casi una década de formación no le habían aportado. "El maestro Everardo cuenta en su libro que en la antigua Anáhuac, había danzas de diez mil personas, todos bailaban. Si en la danza de unidad apenas éramos mil personas, imagínate diez mil bailando juntas", apuntó.
Y vuelve a poner el centro en la educación, que en los últimos veinte años prácticamente erradicó de la educación formal la presencia de la música y la danza. "Creo en que así como debe haber una escuela de danza formal para quienes van a ser bailarines de carrera, también debe existir en México un acercamiento a quienes no van a ser profesionales, pero necesitan esa integralidad que la danza aporta a la vida de todos", concluyó.
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