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El dilema de sobrevivir a las protestas en Colombia… a cambio de la vista | Fotos

© Sputnik / Paula CarrilloDaniel Jaimes (izquierda) y Faber Carvajal (centro) perdieron uno de sus ojos en las protestas antigubernamentales de Colombia este año. José Romero, por su parte, lo hizo en manifestaciones contra el Gobierno pasado de Juan Manuel Santos (2010 - 2018)
Daniel Jaimes (izquierda) y Faber Carvajal (centro) perdieron uno de sus ojos en las protestas antigubernamentales de Colombia este año. José Romero, por su parte, lo hizo en manifestaciones contra el Gobierno pasado de Juan Manuel Santos (2010 - 2018) - Sputnik Mundo, 1920, 27.11.2021
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BOGOTÁ (Sputnik) — Gareth Sella, Faber Carvajal y Daniel Jaimes son tres jóvenes colombianos que comparten la suerte de haber sobrevivido al abuso policial en las protestas este año, aunque con un alto precio: la vista.
Sella, cineasta de 25 años, fue el primero de ellos. Cuando le arrebataron la vista del ojo izquierdo, no había empezado el llamado Paro Nacional, como se conocen las más fuertes protestas que haya enfrentado el Gobierno de Iván Duque, y que tuvieron lugar del 28 de abril hasta mediados de año.
© Sputnik / Paula CarrilloGareth Sella perdió su ojo izquierdo en una manifestación contra el abuso policial este año, antes de que empezara el llamado Paro Nacional de Colombia, el 28 de abril pasado, que paralizó el país
Gareth Sella perdió su ojo izquierdo en una manifestación contra el abuso policial este año, antes de que empezara el llamado Paro Nacional de Colombia, el 28 de abril pasado, que paralizó el país - Sputnik Mundo, 1920, 27.11.2021
Gareth Sella perdió su ojo izquierdo en una manifestación contra el abuso policial este año, antes de que empezara el llamado Paro Nacional de Colombia, el 28 de abril pasado, que paralizó el país
No eran tan frecuentes entonces los disparos a la cara. Después, durante las manifestaciones, la práctica se volvería común: al menos un centenar de personas dejó de ver con algún ojo, según el informe "Tiros a la vista", de las ONG Temblores y Amnistía Internacional; y la Universidad de Los Andes.
"Salí con la Primera Línea 'Escudos Azules'. El día anterior, la policía había sacado una alerta tachándonos como un grupo radical y violento. Entonces, me dispararon al ojo", afirma este joven en entrevista con la Agencia Sputnik.
Era febrero. Carrera séptima de Bogotá. Una protesta poco numerosa contra el abuso policial.
"Ya nos íbamos. Yo estaba viendo de frente a los antidisturbios porque si no, disparan a la cabeza por detrás, como le pasó a Dylan Cruz", asegura, al recordar al joven de 18 años que murió, también en el centro de la capital colombiana, por un objeto contundente lanzado por un uniformado hace dos años.
© Sputnik / Paula CarrilloGareth Sella hizo parte de la llamada Primera Línea "Escudos Azules" en Bogotá, grupo que con escudos de lata, cascos y guantes se sitúan al frente de la policía en las manifestaciones. Ellos afirman que lo hacen para proteger la protesta del abuso policial, aunque para las autoridades son vándalos
Gareth Sella hizo parte de la llamada Primera Línea Escudos Azules en Bogotá, grupo que con escudos de lata, cascos y guantes se sitúan al frente de la policía en las manifestaciones. Ellos afirman que lo hacen para proteger la protesta del abuso policial, aunque para las autoridades son vándalos - Sputnik Mundo
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Gareth Sella hizo parte de la llamada Primera Línea "Escudos Azules" en Bogotá, grupo que con escudos de lata, cascos y guantes se sitúan al frente de la policía en las manifestaciones. Ellos afirman que lo hacen para proteger la protesta del abuso policial, aunque para las autoridades son vándalos
© Sputnik / Paula CarrilloGareth Sella hizo parte de la llamada Primera Línea "Escudos Azules" en Bogotá, grupo que con escudos de lata, cascos y guantes se sitúan al frente de la policía en las manifestaciones. Ellos afirman que lo hacen para proteger la protesta del abuso policial, aunque para las autoridades son vándalos
Gareth Sella hizo parte de la llamada Primera Línea Escudos Azules en Bogotá, grupo que con escudos de lata, cascos y guantes se sitúan al frente de la policía en las manifestaciones. Ellos afirman que lo hacen para proteger la protesta del abuso policial, aunque para las autoridades son vándalos - Sputnik Mundo
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Gareth Sella hizo parte de la llamada Primera Línea "Escudos Azules" en Bogotá, grupo que con escudos de lata, cascos y guantes se sitúan al frente de la policía en las manifestaciones. Ellos afirman que lo hacen para proteger la protesta del abuso policial, aunque para las autoridades son vándalos
© Sputnik / Paula CarrilloVíctimas de lesiones oculares a manos de la policía colombiana asisten a la presentación del informe "Tiros a la vista", de las ONG Temblores y Amnistía Internacional; y la Universidad de Los Andes.
Víctimas de lesiones oculares a manos de la policía colombiana asisten a la presentación del informe Tiros a la vista, de las ONG Temblores y Amnistía Internacional; y la Universidad de Los Andes - Sputnik Mundo
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Víctimas de lesiones oculares a manos de la policía colombiana asisten a la presentación del informe "Tiros a la vista", de las ONG Temblores y Amnistía Internacional; y la Universidad de Los Andes.
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Gareth Sella hizo parte de la llamada Primera Línea "Escudos Azules" en Bogotá, grupo que con escudos de lata, cascos y guantes se sitúan al frente de la policía en las manifestaciones. Ellos afirman que lo hacen para proteger la protesta del abuso policial, aunque para las autoridades son vándalos
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Gareth Sella hizo parte de la llamada Primera Línea "Escudos Azules" en Bogotá, grupo que con escudos de lata, cascos y guantes se sitúan al frente de la policía en las manifestaciones. Ellos afirman que lo hacen para proteger la protesta del abuso policial, aunque para las autoridades son vándalos
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Víctimas de lesiones oculares a manos de la policía colombiana asisten a la presentación del informe "Tiros a la vista", de las ONG Temblores y Amnistía Internacional; y la Universidad de Los Andes.
Sella tenía los elementos que usa la llamada Primera Línea, como se autodenominan manifestantes que, con escudos de lata, cascos de construcción, gafas de plástico y guantes, se ubican al frente de los uniformados.
Según ellos, para proteger la protesta de los abusos. Según las autoridades, para vandalizarla.
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Sin embargo, se quitó las gafas porque se le empañaban y "llegó una ráfaga de 'marcadoras'", como llama a las balas de goma.
"En dos minutos, todo se fue al carajo", confiesa.
De pelo largo, acompañado por uno de sus tres perros y con gafas de sol, asiste, con otros compañeros de tragedia, al Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá, para acompañar la presentación del informe mencionado anteriormente.

Un acordeón

Tres meses después de Sella, y de otros casos más de lesiones oculares, le llegó el turno a Jaimes, en el sur de Bogotá.
Era 1 de mayo, y él ya estaba en el "tropel", como se conoce en Colombia al enfrentamiento entre manifestantes (que usualmente lanzan piedras y en ocasiones, bombas molotov), y policía (con gases lacrimógenos, bombas aturdidoras y demás).
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"Al frente mío estaba ubicado un agente del Esmad (Escuadrón Móvil Antidisturbios). Me disparó directamente al rostro, y me causó múltiples fracturas", cuenta este joven de 20 años, que incorporó a su vestuario un parche negro para cubrir la lesión.
Una cicatriz le atraviesa la cara. Sigue hablando pausadamente.
"Me disparó en la zona derecha de la nariz. Me causó pérdida de pómulos, de dientes. Parecía un acordeón", revela este aprendiz de tatuador, que perdió la confianza en la policía.

Amenazado

Dos meses después, otro joven de 20 años se despedía de su ojo izquierdo al otro lado del país. Concretamente, en Popayán (suroeste), epicentro de violentas manifestaciones, junto con Cali y Bogotá.
"Yo estaba grabando, documentando todo lo que estaba sucediendo en Popayán (para publicarlo en redes sociales). Ya agentes del Esmad me habían dicho que me iban a sacar los ojos, que me iban a matar", relató Faber Carvajal, quien también incorporó un parche de color piel a su atuendo.
"Ese día, 7 de julio, yo estaba en la mitad de la confrontación, al lado de la tanqueta (del Esmad). Me asomo por un lado y no veo a nadie. Voy por el otro y hasta ahí me acuerdo", reconoce.
Aunque en el resto del país ya disminuía el estallido social, esta ciudad, capital del departamento del Cauca (suroeste), se encendía aún más: la joven Alison Meléndez se había suicidado luego de denunciar una violación múltiple por parte de agentes.
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"Los ahorros que tenía para la universidad me los tuve que gastar todos" en tratamientos, continúa Carvajal.
Su autoconfianza se fue también con el ojo izquierdo.
"Yo no salía de mi casa ni de mi habitación. Antes era una persona que me expresaba muy bien, pero ahora me da miedo hablar. No puedo sostener la mirada. Es complejo", agrega.
La lesión ocular era, sin embargo, una primera advertencia. Luego siguieron las amenazas de muerte, por lo que tuvo que dejar su ciudad natal para salvar, por lo menos, su vida.
De acuerdo con el reporte de Derechos Humanos, la mayoría de casos se ha presentado en Bogotá (54,37%), seguido por el departamento de Valle del Cauca (11,65%) y Cauca (7,77%),
El perfil de las víctimas es, en su mayoría, hombres de entre 18 y 22 años, usualmente estudiantes y de bajos recursos.
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Según Erika Guevara, directora de Amnistía Internacional, la diferencia entre el número de lesiones oculares en el marco de protestas ocurridas en Colombia respecto a Chile (donde también fueron frecuentes), es que allí hubo "más personas con lesiones oculares, pero menos asesinados".
En Colombia, por el contrario, estas organizaciones documentaron 103 personas que perdieron la vista, pero más de 40 homicidios en las manifestaciones, presuntamente a manos de la fuerza pública.
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