La gloria de la Copa Libertadores femenina es del Corinthians

© REUTERS / Andres Cuenca OlaondoEl club brasileño Corinthians
El club brasileño Corinthians - Sputnik Mundo, 1920, 22.11.2021
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MONTEVIDEO (Sputnik) — "La gloria es de ellas" fue el eslogan que acompañó a la 13 edición de la Copa Libertadores femenina, conquistada en Uruguay por el club brasileño Corinthians, que derrotó por 2 a 0 a las colombianas de Independiente Santa Fe.
La frase le encaja perfecto al certamen que se jugó enteramente en Paraguay, antes de celebrar la final en el Gran Parque Central de esta capital.
Pero la gloria ya era de (todas) ellas incluso antes de conocer al equipo ganador.
En 2019, la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) decidió aumentar la cantidad de equipos participantes, de 10 a los 16 actuales, y el torneo empezó a seducir aún más a los clubes de Sudamérica.
Partido de fútbol entre Independiente Santa Fe y Corinthians - Sputnik Mundo, 1920, 22.11.2021
Corinthians supera a Independiente Santa Fe y gana la Copa Libertadores femenina
La Copa Libertadores femenina, un certamen aún joven, escribió en 2021 una página más que importante en su historia particular, al punto que logró despegar a la disciplina de la etiqueta que la señala como una costilla del fútbol varonil, a pesar de que existe mucho trecho por recorrer para lograr, entre otras cosas, la justa y necesaria paridad salarial entre ambos géneros.
La calidad de los partidos superó ampliamente al nivel mostrado en la edición anterior, jugada en Argentina y ganada por Ferroviaria de Brasil. Incluso la final entre Corinthians e Independiente Santa Fe fue algo más vibrante que la jugada en la víspera, entre los varones de Athletico Paranaense y Red Bull Bragantino.
Remates de lejos estrellando en los palos, caños, cambios de frente, tacos, gambetas y apiladas en velocidad. A la final no le faltó ninguna de esas cosas por las que futboleros y futboleras deliran, sea en un estadio o frente a una pantalla.
Pero, además, esta Libertadores mostró como ninguna presencia femenina en toda la "cadena de producción". Aciertos y errores fueron responsabilidad de jugadoras y árbitras, aunque muchos equipos todavía tienen entrenadores hombres.
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La final fue la primera vez en el mundo del fútbol en que se disputó un partido con la conducción arbitral completamente de mujeres. El privilegio de comandar ese histórico equipo arbitral lo tuvo la argentina María Laura Fortunato. También fue la primera vez que un partido femenil contó con asistencia VAR.
También en el público son mayoría las mujeres y, entre ellas, se destacan niñas y adolescentes que practican fútbol y viven los partidos con la misma emoción de un show de sorteos televisivos. Gritan, exhiben carteles, aplauden, corean los nombres de las jugadoras y reconocen cada pique o intervención de las futbolistas, sus referentes.
Queda la sensación de que el fútbol encontró otro producto, uno con camisetas diseñadas para mujeres y botines de muchos más colores. Un producto que parece desprovisto de violencia física y rivalidades tóxicas. Dónde se aplaude la conquista ajena y se vive camaradería y corporativismo entre colegas.

El camino a la final

El certamen se jugó íntegramente en Paraguay, salvo la final, que se jugó en el mítico Gran Parque Central, la cancha de Nacional de Montevideo.
El dueño de casa pudo haber ejercido su localía el domingo, pero las "bolsilludas" cayeron ante Corinthians con una goleada 0-8 que terminó envuelta en polémica y terminaron el certamen en la cuarta posición tras perder por penales ante Ferroviaria, el último campeón.
Al anotar el sexto gol se produjo un incidente entre las jugadoras del Timao y Nacional que terminó con Vic Albuquerque, mediocampista del equipo paulista, llorando y reclamando a sus colegas uruguayas.
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Luego del partido Albuquerque denunció que una jugadora rival lanzó un insulto racista a Adriana, autora del tanto de penal.
El asunto causó una gran conmoción en el fútbol brasileño, al punto que la mayoría de los equipos de liga se solidarizaron con las jugadoras del Timao y repudiaron lo sucedido.
En ese mismo partido, las jugadoras de Corinthians celebraron el último de los goles con el brazo derecho en alto y el puño apretado, un símbolo de lucha contra el racismo, gesto que repitieron durante el minuto de silencio antes de la final.
La victoria de Corinthians, y el segundo puesto de Independiente Santa Fe consolidaron la supremacía de las escuadras brasileñas y colombianas dentro del fútbol femenino. La copa también marcó la vigencia de Chile, Perú y Ecuador, y arma el mapa futbolero femenil para la gran cita del año que viene: el Mundial de Australia-Nueva Zelanda.
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