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La iglesia trans de Sao Paulo que defiende una fe sin barreras

© Sputnik / Joan Royo GualJacqueline Chanel, pastora trans de la iglesia evangélica Séfora, de Sao Paulo, dirigida especialmente al colectivo LGTBIQIA+
Jacqueline Chanel, pastora trans de la iglesia evangélica Séfora, de Sao Paulo, dirigida especialmente al colectivo LGTBIQIA+ - Sputnik Mundo, 1920, 10.11.2021
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RÍO DE JANEIRO (Sputnik) — Al caer la noche, el centro de Sao Paulo se vacía de oficinistas y en las calles ya sólo quedan personas sin hogar y prostitutas.
Algunas de ellas aprovechan el horario antes de empezar a trabajar para conectar con Dios acercándose a la sede de Séforas, una iglesia hecha por y para transexuales y otros miembros del colectivo LGTBIQIA+, muchos en situación de extrema vulnerabilidad.
"Aquí descubrí lo que es Jesucristo y la salvación. Lo que me gusta es que es una iglesia para todo el mundo, no sólo para trans, también viene mucha gente que vive en la calle. No hay ningún prejuicio", señala Michele, una joven prostituta procedente del estado de Ceará (noreste).
Ella es una de las más fieles. No falta al culto semanal, como explica a la Agencia Sputnik la artífice de esta inusitada iglesia evangélica, la pastora Jacqueline Chanel. Cada lunes reúne a unas decenas de personas, en su mayoría trans, para participar del culto, que tiene como eje central la conversación. Todo el mundo toma la palabra para comentar sus vivencias y compartir miedos, sueños y esperanza.
La palabra de Dios está presente al inicio en la voz de Jacqueline, que siempre escoge versículos centrados en el amor y la acogida: "No hago los ritos clásicos, pero todo camina dentro de la fe y la religión. Siempre leemos la Biblia para hacer las reflexiones", dice la pastora.
Chanel sabe, por experiencia propia, que dentro de la comunidad trans muchas personas jamás se sentirán invitadas a entrar en una iglesia, por lo que tiene sus propias técnicas de marketing: en eventos especiales no duda en mezclar las oraciones con shows de transformismo y "drag queens": "Es algo que aquí gusta mucho", dice sonriendo.
A sus 56 años, Chanel tiene a sus espaldas una vida llena de tribulaciones. Su iglesia —que toma el nombre de una de las esposas de Moisés y significa "libre como un pájaro"— es la línea de llegada de una larga carrera de obstáculos.

Una historia de lucha

© Sputnik / Joan Royo GualJacqueline Chanel, pastora trans de la iglesia evangélica Séfora, de Sao Paulo, dirigida especialmente al colectivo LGTBIQIA+
Jacqueline Chanel, pastora trans de la iglesia evangélica Séfora, de Sao Paulo, dirigida especialmente al colectivo LGTBIQIA+ - Sputnik Mundo, 1920, 10.11.2021
Jacqueline Chanel, pastora trans de la iglesia evangélica Séfora, de Sao Paulo, dirigida especialmente al colectivo LGTBIQIA+
Nació en Belém do Pará (norte) en el seno de una familia humilde, y cuando tenía apenas 13 años fue abandonada por su madre a la puerta de una iglesia evangélica. Su madre estaba "asustada" por las primeras manifestaciones del que ya era una niña trans. Hoy en día, Chanel dice que su madre no la podría haber dejado en un lugar mejor. La fe fue su tabla de salvación. El pastor que la acogió la dejaba dormir en un rincón de la iglesia, pero nunca la llevó a casa. Quedaba en un segundo plano, algo que se repetiría a lo largo de muchos años.
Cuando ella tenía 19 años, el pastor fue asesinado y se vio de nuevo en la calle. Sin referentes ni apoyo emocional, decidió que tenía que encontrarse a sí misma, pero el proceso, dice, fue muy difícil y muy triste.
"La primera conclusión a la que llegué fue que tenía que suicidarme. Intenté quitarme la vida tres veces. Prefería suicidarme a tener que aceptar mi realidad. Una porque era pecado, y otra porque no quería pasar por más humillaciones", resume.
En todo ese tiempo, Chanel no dejó de cultivar su religiosidad. Frecuentaba iglesias evangélicas, pero en todas era tratada como alguien de segunda categoría, y ella quería participar más, tener más protagonismo. "No nos dejaban porque nos veían como algo demoníaco", lamenta.
Una pistola (imagen referencial) - Sputnik Mundo, 1920, 14.05.2021
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Activismo y fe

En medio de esa búsqueda, se cruzó en su camino la chispa del activismo. Lo que encendió la llama fueron las penurias que pasó en la calle como prostituta. "Llegué a ver a dos travestis siendo serradas por la mitad, colgaron sus cuerpos detrás de un coche y arrancaron como si fueran un trofeo", lamenta. Escenas como esa la impactaron profundamente y decidió fundar el primer colectivo gay de Belém, a principios de los 90.
Ya entonces fue una pionera, y lo siguió siendo cuando se mudó a Sao Paulo años después. En la gran ciudad quedó fascinada con la existencia de iglesias más abiertas al colectivo gay, pero notó que había un nicho por explorar en el mundo trans.
Ahora que está al frente de la iglesia trans dice estar muy satisfecha, pero no esconde el miedo por las amenazas de sectores religiosos fundamentalistas. Ella rechaza de forma vehemente las ofensas y la identificación de la religión con la extrema derecha: "No todos los evangélicos son conservadores. Estamos aquí para probar eso. Podemos vivir plenamente nuestra fe en Dios como una conquista", remarca.
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