Grupos en protesta buscan desestabilizar al Gobierno de Bolivia pero se radicalizan

LA PAZ (Sputnik) — Tras dos días de dura confrontación política en Bolivia, el oficialismo parecía resultar triunfante gracias a la contundente demostración de fuerza callejera de sus seguidores el 12 de octubre, en comparación con la marcha opositora la víspera.

Sin embargo, la bandera indígena wiphala seguía provocando tensiones, y amenaza con nuevas protestas.

"El bloque golpista que alentó el paro opositor persiste en sus intentos de desestabilización del Gobierno, pero no recibe el apoyo de actores estratégicos y se radicaliza", dijo a la agencia Sputnik el analista Hugo Móldiz.

Lamentó que, pese a la "contundente" demostración de fuerza que hicieron las fuerzas que apoyan al Gobierno, los sectores ultraderechistas de la oposición, en especial el Comité Cívico de Santa Cruz (este) que convocó al paro del 11 de octubre , persistan en una actitud "antidemocrática".

El paro opositor fue respondido el 12 de octubre con masivas concentraciones oficialistas en todo el país, convocadas con la consigna de reivindicación de la wiphala, símbolo patrio agraviado recientemente en Santa Cruz, y convertidas en un fuerte rechazo a supuestos planes golpistas.

Wiphalazo

Más de un millón de personas participaron en las manifestaciones oficialistas del martes 12, según calculó el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, contrastando esa cifra con el escaso impacto del paro opositor del día anterior.

El presidente Luis Arce asistió sucesivamente a las concentraciones en las tres ciudades principales, incluida La Paz, aprovechando el escenario para denunciar intentos de golpe de Estado que atribuyó a los grupos opositores y proclamar el valor histórico, cultural y político de la wiphala.

La wiphala, compuesta por 49 pequeños cuadrados con los siete colores del arco iris, es considerada emblema ancestral de los pueblos indígenas y está reconocida como símbolo patrio, con igual estatus que la bandera tricolor nacional, en la Constitución vigente desde 2009.

"La wiphala es unidad, la wiphala se respeta, es símbolo de las luchas nacionales", proclamó reiteradamente el gobernante ante los concentrados que portaban miles de banderas multicolores.

Pero los ecos de esas movilizaciones resonaban aún en la noche del 12 de octubre cuando el líder del Comité Cívico cruceño, Rómulo Calvo, descalificó de nuevo a la wiphala y a los collas o bolivianos del occidente que en las últimas décadas han migrado masivamente al departamento oriental.

"Un trapo no hace nada, un trapo no nos representa, a nosotros lo que nos representa es nuestra fortaleza, nuestro trabajo, nuestro esfuerzo, nuestra constancia, nuestra fe en dios", dijo Calvo en un video divulgado por la red Gigavisión y reproducido en millares de cuentas en las redes sociales.

Calificó como "cuervos" y "gente malagradecida" a los collas que participaron en el wiphalazo en Santa Cruz, y anunció que el Comité cruceño definirá en los próximos días una convocatoria a un paro antigubernamental de 48 horas, en coordinación con cívicos de otros departamentos y fuerzas políticas opositoras.

¿Federalización?

Móldiz sostuvo que las expresiones de Calvo "muestran de nuevo que la apuesta de la ultraderecha asentada en Santa Cruz es buscar la federalización del país, apelando a poses racistas con las que intenta reforzar una supuesta superioridad cruceña".

"Se reproduce el mismo discurso del golpe separatista que enfrentó Evo Morales (2006-2019) en 2008", dijo, recordando un fracasado alzamiento regional contra el primer Gobierno del líder indígena.

Morales calificó también como "separatistas golpistas" a los líderes del paro opositor del 11 de octubre y denunció un reciente intento de la asamblea departamental de Santa Cruz, bloqueado por el Tribunal Constitucional, de asumir potestad de designar autoridades nacionales.

"Afirmar que la wiphala es un 'trapo’ y que los migrantes son 'cuervos' y 'malagradecidos' es la impotencia de Calvo ante el fracaso del paro y el triunfo del pueblo con el wiphalazo", afirmó Morales en Twitter.

El Gobierno, a través del ministro de Justicia, Iván Lima, calificó como "inaceptable" a la agresión verbal de Calvo contra la wiphala y la Defensoría del Pueblo rechazó el "discurso discriminador y racista" del líder cruceño.