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¿Activarán el magma y los temblores al volcán de La Palma? "Llevamos 21.000 terremotos registrados"

© Europa Press / IGNLocalización de los seísmos en la isla de La Palma entre el 15 y el 17 de septiembre de 2021
Localización de los seísmos en la isla de La Palma entre el 15 y el 17 de septiembre de 2021 - Sputnik Mundo, 1920, 17.09.2021
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Los volcanes de la isla siguen activos y el de Cumbre Vieja puede erupcionar. La actividad sísmica ha sido incesante hasta la noche del 16 al 17 de septiembre, parecida a una tregua. En el subsuelo la presión del magma ha elevado el terreno hasta 10 centímetros. El proceso geológico es inherente al origen volcánico del archipiélago, que es estable.
La actividad sísmica que se viene registrando en la isla de La Palma desde el 10 de septiembre, un fenómeno conocido en el ámbito científico como enjambre sísmico, ha provocado miles de temblores de diversa intensidad y la deformación del terreno, un indicio de que el magma se halla ya cerca de la superficie terrestre.
Hay constancia de actividad sísmica a un kilómetro o menos de profundidad, actividad que, según informa el Instituto Geográfico Nacional (IGN), sigue migrando ligeramente hacia el noroeste a profundidades de unos 8 km. Los terremotos registrados a poca profundidad (entre uno y cinco kilómetros) alcanzan ya la cincuentena. Los seísmos se están produciendo a una profundidad cada vez menor, el último a unos 5 km. Y se calcula que la deformación vertical máxima del terreno llega ya a los 10 cm. Es decir, el magma está ascendiendo y lo hace con fuerza.
Ese magma acumulado se estima ya en unos 11 millones de metros cúbicos a una profundidad de unos seis kilómetros, cifras que pueden variar o no en las próximas horas, días e incluso meses. Como explica a Sputnik el vulcanólogo David Calvo, no está claro que este hecho derive necesariamente en la erupción del volcán Cumbre Vieja a corto plazo. "La deformación del terreno es un dato más, pero no concluyente, porque hay deformaciones que no conllevan erupción. Y también hay erupciones después de registrarse terremotos a más profundidad que ahora, hasta 20 kilómetros", señala.
La noche del 16 al 17 de septiembre ha resultado tranquila, apenas 17 seísmos. Pero hasta las 09:30 horas del 16, el IGN había detectado 4.530 terremotos en la zona sur de la isla de La Palma (donde se sitúa el volcán Cumbre Vieja), de los cuales pudo localizar un total de 1.023. La energía acumulada hasta entonces equivale a 2,8x1011 Julios. Según explica el ING, la distribución de la deformación observada en la zona cercana a la sismicidad indica que es producto "de un centro de presión en el área". Los datos recogidos por el satélite InSAR (Sentinel-1) y la red GNSS de la isla así lo certifican.

Un fenómeno conocido

Este enjambre sísmico no es nuevo para la isla, por cuanto hubo otros en 2017, 2018 y 2020. Pero sí lo es su profundidad, cada vez menor. Hasta ahora los temblores acontecían a profundidades que oscilaban entre los 20 y 30 km, cifras que se han reducido casi de repente de manera muy ostensible. Además, la cantidad de seísmos se ha incrementado de forma exponencial, hay un montón a cada hora.
"Aunque el fenómeno no es nuevo, ya llevamos casi 21.000 terremotos registrados desde el 10 de septiembre, pero sólo 12 han sido perceptibles", confirma Calvo, también portavoz del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), con sede en San Cristóbal de La Laguna (Tenerife).
Semejante número de seísmos registrados da una idea del carácter dinámico del proceso en curso y de su naturaleza cambiante; puede haber mucha sismicidad, pero sin apenas terremotos perceptibles. De todos los temblores detectados por los equipos de la Red Sísmica Nacional, unos 4.500 han tenido una magnitud de entre 0,6 y 3,5 puntos. "La gente casi no los ha notado", afirma Calvo. La intensidad máxima registrada ha sido de cuatro.
Para evitar riesgos y en virtud de los datos recopilados del nivel de sismicidad, emisión de gases y deformación del terreno, el Comité Científico del Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por Riesgo Volcánico (Pevolca) ha decretado el nivel de alerta amarilla para los municipios cercanos al volcán de Cumbre Vieja: El Paso, Los Llanos de Aridane, Mazo y Fuencaliente.
Este nivel de alerta se inscribe en un sistema o semáforo volcánico basado en colores en función del riesgo: verde, amarillo, naranja y rojo. El amarillo implica que la población debe estar atenta a los mensajes del servicio de Protección Civil y estar preparada para ser evacuada de modo preventivo, llegado el caso.

La isla no se hundirá

La Palma es una isla volcánicamente activa y cuenta con varios volcanes. En 1971 erupcionó el Teneguía y en 1949 lo hizo el San Juan, episodios también precedidos de terremotos de distinta magnitud. Más recientemente, en 2011, en la vecina isla de El Hierro entró en erupción el volcán submarino Tagoro, un proceso que duró casi tres meses.
El origen de todo el archipiélago canario es volcánico, pero la zona es estable. No obstante, en 2001, un estudio realizado por profesores de la Universidad de California y de la Universidad de Londres concluyó que la isla de La Palma era inestable y que cabía la posibilidad de que su edificio volcánico se desplomara a consecuencia de un terremoto, desatando un tsunami con olas de hasta 25 metros que llegarían a arrasar incluso la costa este de los EEUU. El actual enjambre sísmico ha reavivado la expectación en las redes sociales en torno a esta teoría.
"Pero es un estudio que no tiene base científica y no tiene credibilidad, porque parte de hechos a posteriori en unas condiciones que nunca se han dado", zanja David Calvo, cuyo centro de trabajo, el Involcan, ya refutó tal hipótesis en 2017. Para que un cataclismo de esas dimensiones tuviese lugar, señaló entonces este instituto, "tendrían que darse simultáneamente un terremoto de magnitud muy alta junto con una erupción con un alto índice de explosividad, o bien, que el edificio volcánico actual alcanzara en su crecimiento natural al menos más de 1.000 metros sobre la máxima elevación actual". Para alcanzar esa altura, añadían, han de pasar "más de 50.000 años".

Los mayores, los más tranquilos

La inquietud que puede generar el enjambre sísmico entre la ciudadanía local es menor en lo que toca a las personas de mayor edad, las que vivieron la última erupción de un volcán en la isla, la del Teneguía en 1971. "Porque saben que entonces no pasó gran cosa. Para la gente que lo vivió, la tensión de ahora es familiar", confirma David Calvo, que también recuerda que, a diferencia del caso actual, "entonces no había instrumental científico en la zona para medir el proceso de la erupción".
Aún así, se calcula que el Teneguía emitió unos 43 millones de metros cúbicos de lava, mientras que el Cumbre Vieja empuja ahora mismo solo 11 millones, "que todavía no está claro que vayan a salir", señala Calvo. La extensión de la actividad volcánica a otras islas es improbable y no tiene por qué generar temor. "Sabemos que los sistemas volcánicos de las islas son autónomos, no están conectados entre sí", concluye.
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