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Octavo mandamiento
Cuando los principios son irreductibles. Cuando la verdad se abre paso ante una de las más graves pandemias de la actualidad: la de las noticias falsas. Ahí está 'Octavo mandamiento', para revelar lo que otros intentan ocultar.

30 años de la intentona golpista que allanó el camino hacia el fin de la URSS

30 años de la intentona golpista que allanó el camino hacia el fin de la URSS
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Se cumplen 30 años del golpe de Estado contra el presidente Mijaíl Gorbachov. En esta nueva emisión radial de Octavo mandamiento recordamos este importante capítulo de la historia, a la vez que abordamos otros temas de actualidad, como el desarrollo de la crisis en Afganistán.
Hace justo 30 años, 19 de agosto de 1991, en la entonces URSS se produjo una intentona golpista contra el presidente Mijaíl Gorbachov, que sirvió de preludio a la disolución de la URSS en diciembre del mismo año.
Consciente de que la perestroika no dio frutos esperados y ante el creciente descontento popular por su política, el primer y último presidente de la URSS, Gorbachov, intentó salvar la integridad del país con el Nuevo Tratado de la Unión.
El documento fue aprobado por el parlamento la primavera de 1991 y su suscripción por los líderes de algunas repúblicas soviéticas estaba prevista para el 22 de agosto del mismo año.
Entre el 19 y 21 de agosto de 1991, un grupo de miembros del Gobierno y del Comité para la Seguridad del Estado (KGB) depusieron brevemente al presidente soviético, en un intento de controlar al país.
Los miembros del Comité Estatal para la Situación de Emergencia (GKChP, por sus siglas en ruso), formado la noche del 18 al 19 de agosto e integrado por representantes de la cúpula directiva del país, entre ellos el vicepresidente, el primer ministro, los ministros del Interior y Defensa, presidente del KGB, entre otros, optaron por establecer su control sobre las principales ciudades del país con ayuda del Ejército.
Los miembtros del GKChP apoyaban la salida de Gorbachov convencidos de que su programa había ido demasiado lejos con sus reformas: la perestroika y la glásnost.
Aseguraban que el Nuevo Tratado de la Unión, negociado con los países que conformaban la URSS, y que debía entrar en vigor el 20 de agosto, dispersaba demasiado el poder del Gobierno central en favor de las repúblicas soviéticas.
Finalmente, el golpe de Estado fracasó debido a la unidad de los moscovitas en torno a Boris Yeltsin, el presidente de la Federación de Rusia dentro de la URSS, quien encabezó la resistencia popular y logró el traspaso a su lado del Ejército.
En diciembre de 1991 la URSS dejó de existir. La bandera soviética que ondeaba sobre la sede de la Presidencia en el Kremlin fue sustituida por la bandera tricolor de Rusia, dando comienzo a la era de la Rusia postsoviética.

Occidente, ¿busca impedir que Afganistán 'caiga en manos' de potencias rivales?

La retirada de Afganistán de tropas occidentales podría abrir una nueva página para el país, donde la presencia militar extranjera fue considerada por los talibanes (proscritos en Rusia y otros países) como una "ocupación", justificando su yihad o guerra sagrada contra los “invasores”.
Eliminado este factor, el Talibán, al parecer, se muestra proclive a construir un Estado viable que sea reconocido por la comunidad internacional. En ese marco declaró una "amnistía general", llamando a la reconciliación y asegurando que las mujeres podrán trabajar en el marco de la ley islámica. Según el portavoz oficial de los talibanes, Zabiullah Mujahid, el movimiento aspira a mejorar las relaciones diplomáticas y comerciales con todos los países.
Ante estas circunstancias, varios países han reaccionado a los mensajes enviados por los talibanes. Por ejemplo, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, saludó el propósito de este movimiento de mantener conversaciones con las otras fuerzas políticas de Afganistán y abogó para que el diálogo en ese país deje como resultado la formación de un gobierno representativo que resuelva el conflicto en el país. Al mismo tiempo, subrayó que Rusia no tiene "prisa" por reconocer al movimiento.
Por su parte, la portavoz de la cancillería rusa, María Zajárova, resaltó que "los funcionarios rusos nunca han declarado ni hecho declaraciones de aprobación sobre el cambio de poder en Afganistán", sino que solo evalúa la situación de manera objetiva.
"Estamos registrando la realidad. Sería extraño que no nos diéramos cuenta, pero hay diferencias obvias en la evaluación", dijo Zajárova.
China también mantiene contactos con los talibanes, prometiendo que, "en la medida de sus posibilidades", ayudará en el proceso de reconstrucción social y económica de Afganistán.
Un ofrecimiento que visiblemente le molestó al jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell. "Lo que no podemos hacer es permitir que los chinos y los rusos tomen control de la situación y sean patrocinadores de Kabul", declaró al intervenir en una reunión extraordinaria de las comisiones de Asuntos Exteriores y de Desarrollo de la Eurocámara. Agregó que los dos países "tendrán una nueva oportunidad de incrementar su influencia" en Afganistán.
Mientras, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, saludó las declaraciones de los líderes talibanes que calificó como "equilibradas y moderadas".
"Estamos dispuestos a todo tipo de cooperación para mantener la paz para el pueblo afgano, el bienestar de los ciudadanos turcos que residen en ese país, así como para proteger los intereses de nuestro Estado", declaró.

El triste saldo del golpe de Estado en Ucrania

"Otra revolución". Eso lo que necesita Ucrania, "un país de talentos, con capacidad", pero que está gobernado en este momento "por una tiranía al servicio extranjero que no atiende en ningún momento a los ucranianos". Así opina el analista internacional Enrique Refoyo sobre el panorama en Ucrania tras las recientes declaraciones del expresidente ucraniano Víctor Yanukóvich, quien calificó como un "error esencial" la renuncia de Kiev "a desarrollar relaciones de buena vecindad" con Moscú.
Refoyo coincidió en que el golpe de Estado en Ucrania en 2014 "llevó al país básicamente a una guerra civil, a una destrucción de la economía, a una fragmentación de la sociedad y a una imposición de un proceso de su conversión en un Estado nacional ucraniano al más puro estilo del siglo XIX en Europa".
A su vez, se mostró convencido de que, si "los gobernantes como Poroshenko, Zelenski y toda su camarilla" no hubieran lanzado su proyecto "antirruso", Ucrania "no habría tenido ni la situación de la huida de Crimea, ni la huida de Donetsk y Lugansk, así como las protestas muy importantes en otras ciudades como Járkov o como Odesa, donde también ocurrieron acontecimientos sangrientos de represión de los militantes partidarios del nacionalismo ucraniano más radical contra manifestantes que protestaban básicamente contra ese golpe de Estado acontecido en Kiev".
"La crisis de Ucrania, a priori, no va a cambiar, todo va a seguir igual, salvo que haya una revolución esta vez popular y esta vez en busca de un Gobierno estable y que mire en primer lugar por los intereses de los ucranianos y no por los intereses geopolíticos y geoeconómicos de EEUU, que básicamente sólo han visto en Ucrania un intermediario en sus choques contra Rusia. El bienestar del pueblo ucraniano nunca ha estado en la agenda de EEUU: lo único que quieren es lanzarlos a una guerra contra Rusia", subrayó Refoyo.
Invitamos a los oyentes de Octavo Mandamiento a compartir sus opiniones sobre los acontecimientos más importantes en sus países, enviando mensajes de voz de un máximo de dos minutos al WhatsApp del programa: +7 968 766 28 74.
El equipo del programa está integrado por Javier Benítez, Víctor Sújov y Víctor Ternovsky.
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