Anthony Zambrano, el colombiano que corría descalzo y que hizo historia en Tokio 2020

El velocista obtuvo la medalla de plata por los 400 metros planos en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, un logro histórico para Colombia en la categoría masculina. Como en el Campeonato Mundial de Atletismo de Doha en 2019, Zambrano marca un precedente en la historia de su país.

"La plata sabe muy rico (risas). Ojalá el próximo sea el oro", celebró Zambrano al recibir la medalla y morderla, anticipando que ya se dispone a arrasar en los próximos Juegos Olímpicos de 2024 en París.

A pesar de ello, Zambrano piensa tomar el premio con humildad y disfrutarlo. "Dios les da a las personas lo que les tiene que dar. A disfrutar, tomar fotos, dar autógrafos y mucho más… Hay que acostumbrarse a la fama, hay que saber manejarla, ser humilde, dejar de lado las cosas malas", dijo según sostuvo al diario El Tiempo.

De 23 años de edad y proveniente de la ciudad de Maicao del departamento colombiano de La Guajira al norte del país, pero con la mayor parte de su infancia vivida en la ciudad de Barranquilla, el deportista pasó de correr descalzo a ser el orgullo nacional.

En efecto, esta fue la primera medalla en atletismo masculino para Colombia tras alcanzar el segundo puesto en la competencia de los 400 metros planos con un tiempo de 44,08 segundos. El oro se lo llevó el corredor Steven Gardiner de Bahamas con una marca de 43,85 segundos.

Con Zambrano, se confirman los logros del país en esta disciplina, como los obtenidos por Ximena Restrepo en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, Caterin Ibarguen en las ediciones de Londres 2012 y Río 2016 y Sandra Lorena Arenas en Tokio 2020.

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Una vida de esfuerzos

Zambrano creció junto a su madre, Miladis Zambrano a quien acompaña y ayuda desde su juventud. El deportista no siempre se dedicó al atletismo sino que tuvo que trabajar como albañil o mototaxi. En su primera competencia como parte de la Liga, corrió descalzo porque su calzado estaba roto y ganó.

El corredor creció en Barranquilla, lugar con el que prefiere que lo identifiquen y comenzó a correr por sugerencia de sus profesores del colegio María Cano que lo consideraban inquieto e hiperactivo y veían en el deporte una buena forma de liberar su energía.

Así que le sugirieron participar de los Juegos Intercolegiales, su primer acercamiento al deporte que lo llevaría al éxito. Después de demostrar talento innato, se unió a la Liga de Atletismo del Atlántico.

En 2015 participó en la categoría de 400 metros en el Torneo Mundial Juvenil organizado en Cali y posteriormente en los Juegos Olímpicos de Río 2016. En 2019 alcanzó el oro en los Juegos Panamericanos en Lima y la medalla de plata en el Campeonato Mundial de Atletismo disputado en Doha con una marca de 44,15 segundos.

Un ejemplo de superación

Los entrenadores lo reconocen como un chico que tiene condiciones naturales para el atletismo y una gran fortaleza mental.

Luego del Mundial de Atletismo en 2019, sufrió una lesión en un tobillo que pudo obstaculizarle la carrera, y casi lo hace, pero su confianza y su determinación hicieron que volviera a las pistas y recuperará también el apoyo de entrenadores nacionales e internacionales que no le daban buenos augurios. Zambrano se reafirmó y prometió a su madre que se llevaría una medalla para su país, la que le dedicó.