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La empatía y el altruismo aparecieron hace 1,8 millones de años de mano del perro hiperdepredador

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Un perro (imagen referencial) - Sputnik Mundo, 1920, 04.08.2021
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Nuevos hallazgos del pleistoceno en el yacimiento de Dmanisi (Georgia) describen a una especie de perro fósil hipercarnívoro. La conexión con datos del yacimiento de Orce (Granada) permiten concluir que esta especie animal, al igual que homininos de la época, evolucionó gracias a su comportamiento solidario y altruista.
El yacimiento de Dmanisi en Georgia, Cáucaso, cambió nuestra noción del pasado cuando, por casualidad en 1983, en medio de una investigación sobre un monasterio medieval, fueron descubiertos fósiles pleistocenos. Poco después, se confirmó que los restos tenían en torno a 1,8 millones de años. Ahí fue cuando cambió todo y lo sigue haciendo.
En Dmanisi se encontraron las primeras evidencias de presencia humana fuera de África, el hallazgo de cinco cráneos humanos muy completos y bien conservados junto a restos fósiles de esqueleto postcraneal y piedras y utensilios de nuestros antepasados rompió el paradigma dominante de que el hombre 'creció' en África.

"Dmanisi supone una aportación excepcional, por la información de la fauna fósil y por la humana, se confirmó a los primeros seres que se dispersaron al continente euroasiático desde la primigenia África".

Paul Palmqvist
catedrático de Paleontología de la Universidad de Málaga (UMA)
© Foto : Cortesía de Paul PalmqvistPaul Palmqvist
Paul Palmqvist - Sputnik Mundo, 1920, 04.08.2021
Paul Palmqvist
Pero la nueva revolución que emana de Dmanisi tiene hoy que ver con la evolución animal. El yacimiento caucásico contiene uno de los mejores registros de fauna fósil del Pleistoceno inferior. Ahora, una nueva investigación confirma la presencia de una especie de superperro fósil hipercarnívoro de gran tamaño que evolucionó y prosperó gracias a un insospechado "altruismo social".

Perro ladrador…

Un equipo internacional de investigadores, entre los que se encuentra Palmqvist, de la UMA, confirma rasgos insospechados en esta especie animal, el Canis (Xenocyon) lycaonoides, que es el antepasado del lobo pintado que hoy habita la sabana africana (Lycaon pictus).
© Foto : Cortesía UMAAnálisis comparativo de dentaduras de Dmanisi y Orce
Análisis comparativo de dentaduras de Dmanisi y Orce - Sputnik Mundo
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Análisis comparativo de dentaduras de Dmanisi y Orce
© Foto : Cortesía UMAFósiles del superperro
Fósiles del superperro - Sputnik Mundo
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Fósiles del superperro
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Análisis comparativo de dentaduras de Dmanisi y Orce
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Fósiles del superperro
El equipo se ha valido de análisis anatómicos y morfométricos de los especímenes fósiles de Dmanisi que, conectado por Palmqvist a información de otros yacimientos como el de Venta Micena en Orce (Geoparque de Granada), permite concluir que estos animales tenían el comportamiento social altruista más desarrollado entre todos los carnívoros.
"Sin duda, los primeros vestigios que encontramos en nuestro planeta de altruismo, generosidad y colaboración social, están en esta especie y en los homininos", reflexiona Palmqvist.
El paleontólogo, con una larga trayectoria investigadora, ya en los 90 descubrió asimetrías en los cráneos de Orce que revelaban la endogamia de estos animales de pequeñas comunidades que allí habitaron. "Lo interesante de esos hallazgos iniciales en Orce era que un individuo sin dientes, algo esencial para un carnívoro, pudiera sobrevivir varios años, eso ya nos remitió al comportamiento social de esta especie, a la ayuda de la manada".
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Similar conclusión se puede extraer de los restos de un hominino. En 2005 se empezó a investigar el cráneo y una mandíbula desdentados –especímenes D3444/D3900– correspondientes a un individuo humano anciano, cuyo alimento debió ser suministrado por sus congéneres, una "abuelita sin dientes que permaneció entre sus congéneres muchos años, cuando no se usaba el fuego y no se cocinaba. Está claro que sobrevivió gracias a la asistencia de sus iguales". La empatía, concepto humano y reivindicado hoy, ya habitaba nuestro planeta y abrigaba a nuestros ancestros antes que las llamas.

La empatía es la fortaleza de la manada

"Los fósiles en sí, no nos permiten decir gran cosa, pero si los ponemos en contexto y relacionamos unos a otros, resulta que estamos construyendo una historia muy bonita sobre nuestro pasado". En este caso, tanto el superperro carnívoro como los homininos evolucionaron de acuerdo a algunos patrones comunes: la construcción de una dieta más carnívora llevó al desarrollo cerebral y a "relaciones sociales más complejas" que desembocaron en el "altruismo y la empatía": éxito evolutivo asegurado.
El superperro fue singular porque, a diferencia de otros cánidos de gran tamaño, supo cuidar de la manada. Las similitudes entre Dmanisi y el cráneo de un Canis (Xenocyon) lycaonoides exhumado en Venta Micena, con 1,6 millones de años, permiten conectar estas historias evolutivas.
"Tanto en los perros como en la anciana (hallada en 2005 en Dmanisi) encontramos patrones comunes: son individuos discapacitados, sin dientes, que contaron sin embargo con ayuda social para sobrevivir".
El estudio señala la coincidencia en las diferentes regiones de inviernos duros en los que la carne era la única vía de supervivencia. "El motor de la evolución humana fue esa dieta carnívora a la que accedieron, precisamente, desde la colaboración".
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En el caso de los perros hipercarnívoros, este comportamiento se extiende incluso a animales de otras especies, "hay datadas adopciones por parte de una hembra que se quedó sin su manada y que acogió a crías de hienas, después de todo, es algo que seguimos haciendo hoy cuando adoptamos en nuestras casas a un descendiente del lobo, que son los perros que viven con nosotros", apunta el investigador, evidenciando la latencia generosa que permanece en nuestra sangre, aunque a veces cueste verla.
Hasta hace poco más de dos décadas, la socialización, la colaboración y el cuidado de los más débiles del grupo se ubicaba en los neandertales; poco después, con los hallazgos que surgieron del yacimiento de Atapuerca y el 'cráneo de Miguelón', anterior a los neandertales, retrasaron la fecha del carácter social y colaborativo. El cráneo 5 de Miguelón era también el de un individuo que perdió una muela y que padeció duras infecciones. Pero fue en 2005, con la aparición de la anciana de Dmanisi, cuando viajamos casi un millón de años atrás para encontrar ese comportamiento colaborador. Ahora, conectando Dmanisi con Orce, sabemos que también los perros hiperdepredadores desarrollaron esta capacidad de empatía y cuidados.
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El altruismo y la generosidad no aparecieron en el planeta como un patrón exclusivamente hominino. Pero si lo hicieron, apunta el profesor, fue gracias a la "dieta carnívora". El cerebro consume una de cada cuatro calorías y es además un órgano que nunca se apaga ni deja de demandar. La especialización en la dieta carnívora permitió desarrollarlo más y así, evolucionar hacia el "cerebro social", esa herramienta que, tanto a nuestros ancestros como a los animales, les permitió sobrevivir en manadas, conocer a otros individuos, prever su comportamiento y establecer vínculos de confianza… o no.
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