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"Mi premio es que se nos reconozca", poemas desde la lavandería del hospital en tiempos de COVID

CC0 / Unsplash / Lavadora (imagen referencial)
Lavadora (imagen referencial) - Sputnik Mundo, 1920, 01.08.2021
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Lavandera en un hospital de día y escritora de versos de noche. Begoña M. Rueda es la nueva esperanza de las letras españolas, con 'Servicio de lavandería' (Premio de Poesía Hiperion 2021), se consuma revelación en verso que nos lega la pandemia. Un poemario que es la crónica de unos días históricos vividos desde la lavandería del hospital.
Con 29 años lleva mucho tiempo trabajando para salir adelante, ni siquiera ha tenido tiempo de terminar la carrera de Filología Hispánica, pero por muchas horas extra que la pandemia haya exigido al ejército de trabajadores de la sanidad, no ha dejado de escribir. Begoña M. Rueda es la nueva esperanza del verso español. Ha ganado el Premio de Poesía Hiperión.
La poesía de 'Servicio de lavandería' nace desde un rincón olvidado o ignorado del mundo. Los hospitales siguen siendo el frente de la batalla muerte/vida por el COVID, sin embargo, lavanderías, conserjerías, cocinas, cuartos de limpieza, eran hasta ahora ángulos muertos de esta ultranarrada pandemia.
"Es imposible que la poesía no parta de uno mismo, y esto es válido para la lavandería, desde la que cuento esa realidad cercana y palpable que nos afecta a todos en este contexto histórico", nos cuenta al teléfono Begoña M. Rueda, aún sobrecogida por la atención que está despertando su poemario.
El Jurado define su libro como "cohesionado, crítico, lírico sin excesos, poderosamente plástico, con marcados contrastes y finales rotundos". Hiperión reconoce la obra sin adornos y artificios que crea poética de la pandemia desde "unas coordenadas subjetivas inéditas, intrahistóricas: la de los y las protagonistas anónimos de la historia desde un lugar invisible”, añade el acta.
© Foto : Cortesía de Begoña M. RuedaBegoña M. Rueda, poeta española
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Los poemas de la lavandería son crudos, hablan de la rutinaria fealdad y suciedad que hay en la fricción entre la vida y la muerte. Pero también, de la soledad en una sociedad que te pasa por encima, arrinconándote en un cuarto de ruidosas lavadoras.
"No se puede suavizar lo que estamos viviendo con esta aura de fallecimientos y desgracia. La poesía es siempre de por sí un puñetazo en la boca y si haces poesía de algo que, también de por sí golpea, como la pandemia, me parece complicado maquillar la muerte y el dolor, no podemos ponerle un lazo rosa a esto. No lo concibo así".
El poemario es un diario dividido, antes y después de la pandemia. "Aclarado" corresponde a la primavera de 2019, "Lavado", anuncia la llegada de la pandemia y sirve de reclamo de la realidad, "no entiendo a los negacionistas, a todos esos que se tiran a la calle como si nada pasara, a los antivacunas y a Miguel Bosé les invitaba a pasar una jornada en la lavandería, que palparan bien el rastro de la muerte".
A 11 de abril de 2019
A pesar de que la ropa es lavada
a temperaturas de ochenta grados
y tratada con detergentes específicos,
productos neutralizadores de cloro,
lejías y suavizantes,
no es raro percibir un leve aroma a perfume
al doblar las camisas de los pijamas.
Sé a qué huelen los enfermos
antes de fallecer,
sé que algunos se peinan, se afeitan
y se empapan en Varón Dandy
como si morir
no consistiera sino en dar otro de muchos paseos
los domingos por la mañana.
A 27 de marzo de 2020
Ayer planché la ropa
del que ahora sacan a cuestas entre cuatro.
Lavé sus sábanas, doblé su pijama, le apañé una almohada.
Esto somos.
Corre el viento de levante y una lluvia fina
repiquetea sobre su ataúd.

Reivindicar desde el verso

La obra de Rueda es además un eco doloroso de muchas cosas que se han hecho mal. La voz sin concesiones de una lavandera que limpia los rastros de la muerte sin que nadie aplauda, no deja de ser una dolorosa reivindicación de las invisibles.
"La intención era transmitir a la gente cómo se vivía desde el interior de la lavandería todo lo que pasaba y legar un testimonio a generaciones futuras de cómo logramos sobrevivir".
–¿Qué has echado en falta, y no me refiero a EPIS y medios sanitarios, sino por parte de la sociedad?
–"Lo que más echo de menos es que nos paguen las horas extras", dice socarrona Rueda, pero también, destaca la falta de empatía que han vivido y la falta de respeto que han sentido hacia sus labores ninguneadas. "Sin cocineras, lavanderas, limpiadoras, ¿alguien cree que habría podido sobrevivir a esta batalla con la muerte?".
Queda como recuerdo doloroso el día que el Ejército entró en su hospital para fumigar, había cámaras de TV, fumigaron todo, o casi. Por la lavandería no pasaron. La poesía de Begoña es la crónica de una batalla desde el hospital en la que la injusticia se volvió a cebar con las de siempre.

Vivir en la poesía

Lavandera, mujer, joven, de provincias … y poeta. Ninguno de estos aspectos es sinónimo de abundancia. Begoña denuncia la crudeza del trabajo, la precariedad que rodea a su gremio, no reconocido económica ni socialmente, "a pesar de todo el sacrificio asumido". Lamenta que la gente se sorprenda de que alguien con su talento sea lavandera, "es un pensamiento clasista".
Pero, también, lamenta que la poesía no da para vivir. No ha obtenido dinero de sus anteriores poemarios y este premio no le aporta nada económicamente.
No obstante, su relación con la poesía es inevitable. "Escribiría poesía, aunque nadie la leyera nunca, es algo que necesito hacer como el respirar. Nunca pienso en el interés que pueda despertar en algún lector, simplemente vuelco todo lo que llevo dentro. La poesía es como mejor me expreso y como mejor entiendo el mundo", confiesa.
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A pesar del realismo crudo de sus versos, del mundo casi underground que nos acercan estas páginas, pronto publicará nuevos registros con La canción del bardo, un poemario narrativo que cuenta una historia de imaginario medieval, dos registros muy diferentes.
Desde 2016 ha publicado siete poemarios que han venido acompañados de premios. Princesa Leia (II Premio de Poesía Joven Antonio Colinas), Reencarnación (Primer Premio de Poesía de la Universidad Complutense de Madrid), Error 404 (Premio de Poesía Ciudad de Burgos), Siberia es un estado de ánimo (I Premio Luis Cernuda), Todo lo que te perdiste por meterte a monja (VIII Certamen Internacional de Poesía Joven Martín García Ramos de Albox, Almería) y Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa (XVII Premio de Poesía Dionisia García de la Universidad de Murcia).
Quedan muchos versos por surcar de un talento joven y arrojado, una mujer que asegura, ha padecido injusticias, aunque no por el hecho de ser mujer y poeta, "al menos algo hemos avanzado, no he sentido menoscabo por ser mujer. Sí sé que mis generaciones anteriores han sido cosificadas, pero por suerte no he aguantado machismo. Espero no tener que vivir eso", anhela una lectora empedernida de autoras como Idea Vilariño o Isabel Tejada, a cuyos versos siempre vuelve.
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