Maradona y el gol que Argentina sigue gritando

MONTEVIDEO (Sputnik) — Este 22 de junio, a las 16:09 (19:09 GMT) cientos de miles de argentinos y argentinas hicieron un alto en sus tareas para gritar un gol que sucedió 35 años antes.

Convocados bajo el hashtag #GritaloporD10s, fanáticos de todo el país, y en muchos rincones del mundo, conmemoraron un nuevo aniversario del partido en el que Argentina eliminó a Inglaterra del Mundial de Fútbol de México 86, certamen que a la postre terminaría ganando.

Lo hicieron con el mismo orgullo y la emoción de siempre, pero también con la nostalgia de ser la primera vez que se recuerda la gesta sin su protagonista entre los mortales.

#GritaloPorD10S

Volvamos a gritarlo todos, que se escuche hasta el cielo.

A 35 años del mejor gol de la historia 😍 pic.twitter.com/P0t6YWyqb7

— Selección Argentina 🇦🇷 (@Argentina) June 22, 2021

Desde la muerte de Diego Maradona, el 25 de noviembre pasado, los argentinos viven un duelo muy particular, intentando resignificar un mito imposible de agrandar —como suele pasar con los recuerdos— y asistiendo con horror a los detalles de la causa que investiga el deceso y que tiene en la mira al entorno del astro.

La hazaña

Lo que Maradona hizo aquella tarde de domingo en un estadio Azteca repleto se puede medir en distintos términos. Desde lo deportivo, Maradona venció a las reglas, primero las escritas, con un gol con la mano, llamado con ironía "la mano de Dios", un tanto que hoy el VAR anularía.

"Esta es la mía", dije. "No sé si le voy a ganar, peo me la juego. Si me lo cobra, me lo cobra", confesaría el propio Diego, años después, en su libro autobiográfico "Mi Mundial, mi verdad (así ganamos la copa)", de editorial Sudamericana (2016).

Cinco minutos después de aquel controvertido salto de rana, Maradona venció otras reglas, las físicas, esquivando a medio equipo inglés para empujar a la red con su pie zurdo cargado de gloria. Una definición que, según admitiría después, fue consejo de su hermano Hugo, y sirvió para corregir una jugada similar con una pelota que se fue besando el palo seis años antes en Wembley.

Los astros no se equivocan, y Maradona iba a ser uno de ellos.

El segundo gol albiceleste, el que este martes fue gritado nuevamente, nació en la ciudad de México, a las 14.09, hora local, del domingo 22 de junio de 1986. La carta natal de la conquista tiene a cáncer como signo solar, al igual que la propia Argentina, nacida el 9 de julio de 1816.

La carta también dice que, en ese preciso momento, Venus estaba posicionado en la casa 10 (el mismo dorsal de Maradona), que representa el status social y la reputación y marca la instancia como un momento ideal para promover la belleza, las artes, el entretenimiento.

Martes 22, 16.09....#gritaloporD10S pic.twitter.com/OqP2VNfESu

— Darío Grandinetti (@dagrandinetti) June 22, 2021

Incluso señala a ese momento como el preciso para contribuir con algo positivo y con amor al mundo entero, pero con un precio posterior demasiado alto: el de estar más entregado a su carrera que a su vida privada.

Con los tantos ante Inglaterra, Maradona entró de lleno al corazón de los argentinos y, al mismo tiempo, aquel pibe de cabeza enrulada y sonrisa amplia nacido en una villa de Lanús saltaría a la fama mundial. Su vida nunca volvería a ser como fue una vez que el árbitro marcó el pitazo final y Argentina clasificó a semifinales.

El legado

Aunque parezca irreal, los goles de Maradona también pueden entenderse en clave económica, según el expresidente del Banco Central inglés, Mervyn King, quien en 2005 utilizó las anotaciones para explicar cómo las decisiones de un banco central influyen en las expectativas de los actores económicos.

Para el economista, tanto Maradona como la entidad que dirigía se mantuvieron en línea recta en sus caminos hacia el éxito, mientras que los defensores ingleses (y, en el paralelismo, la banca internacional) "reaccionaron a lo que esperaban que hiciera Maradona (o las tasas de interés) que era moverse hacia la izquierda o hacia la derecha. Pero Maradona pudo seguir en línea recta".

Otra forma de analizarlos es en clave sociopolítica. Hacía apenas cuatro años había finalizado la guerra entre ambos países por las Islas Malvinas, y las heridas aún estaban vivas entre los argentinos y argentinas que cursaban el tercer año de la nueva democracia.

El también desaparecido Carlos Brown, defensor y compañero de cuarto de Maradona en la concentración en México, recordó las últimas palabras del capitán antes del comienzo del partido: "Cuando terminó el himno, se escuchó este grito: 'Vamos eh, vamos que estos hijos de puta nos mataron a nuestros pibes, nuestros amigos, vecinos. ¡No podemos perder!'"

El equipo conducido por Carlos Bilardo, además, debía saldar otra deuda: la del campeonato mundial de 1978, jugado y ganado por Argentina, pero celebrado en medio de un baño de sangre operado por la dictadura militar que gobernaba al país (1976-1983).

Es por ello que para muchos, el mundial ganado en México es una proeza que se celebró en muchos sentidos, con un país que se sintió unido, como pocas veces en su historia y que celebró (y aún celebra) con alegría.

Uno de los legados de Maradona es precisamente ese: el de saber liderar un grupo sin olvidar que éxitos y fracasos son producto de una acción colectiva, ya sea en un equipo de fútbol, un ejército, una familia o un país entero.

Y entregar la vida por el otro, con felicidad, sin importar siquiera si te llamas Maradona y sos el mejor futbolista de todos los tiempos.