Un agridulce reencuentro con las aulas escolares en Ecuador

QUITO (Spuntnik) — Los tapabocas y el alcohol en gel se han vuelto parte esencial en las aulas escolares de Ecuador y del mundo, a las que tímidamente, con un sabor agridulce y con temor a contagiarse del COVID-19, comienzan a volver niños y niñas, en algunos casos luego de casi 15 meses de estudiar frente a un computador.

"Nada es como antes, ahora todos estamos separados para guardar el distanciamiento social; extraño la camaradería, los chismes, las risas, los juegos de antes, pero por lo menos nos vemos, estamos juntos algunas horas", cuenta a Sputnik Kruskaya Cordero, estudiante de un Colegio privado ubicado en el norte de Quito.

Cordero es parte de los casi 50.000 estudiantes, que retornaron a clases semi presenciales desde el 7 de junio, y que son los pioneros para en el futuro recuperar la normalidad en el sistema educativo.

Normas de bioseguridad

Los estudiantes que vuelven, por decisión de sus padres, deben seguir estrictas normas de bioseguridad, que empiezan desde el ingreso mismo a la unidad educativa, cuando se les monitorea la temperatura, se revisa que porten correctamente el tapabocas y se les proporciona alcohol en gel para desinfección de manos, a más de que cada uno lleva en su mochila su kit de desinfección.

En esta etapa, cada centro diseña sus protocolos de acuerdo con su realidad, edad de los estudiantes y aspiraciones de la comunidad educativa.

Aprendizaje afectado

Según datos de la oficina del Fondo Nacional de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), alrededor de 90.000 estudiantes ecuatorianos quedaron fuera del sistema educativo en el contexto de la pandemia, fundamentalmente por falta de conectividad y recursos tecnológicos.

Los que sí pueden estudiar de forma virtual, tampoco pueden decir que las cosas van bien: seis de cada diez estudiantes afirman que están aprendiendo menos desde el inicio de la emergencia y solo uno de cada ocho cuenta con equipos para su uso personal, lo que impacta en su aprendizaje en línea, según una encuesta realizada el año pasado por Unicef.

"Es muy difícil estudiar; el internet se va (cae) a cada rato y yo tengo que compartir la computadora con mi hermana, tenemos horarios distintos, pero se nos complica hacer los deberes", cuenta a esta agencia, Carlos, un estudiante de 5to grado de básica.

La ministra de Educación, María Brown, reconoció en una reciente comparecencia ante la legislatura, que en las áreas rurales, en las que por lo general existe menor incidencia de contagios de COVID-19, la conectividad es muy baja, por lo que se aumenta la brecha educativa entre esas zonas y las urbanas.

Docentes vacunados

Pocas son las aulas que han recobrado vida con el retorno de estudiantes: de 16.000 instituciones educativas que existen a nivel nacional, apenas 1.429 tienen autorización para el retorno; de estas, 1.100 son rurales.

En los planteles autorizados laboran alrededor de 6.300 docentes.

Según datos oficiales, hasta el momento se han inmunizado 209.454 docentes, de los cuales solo 64.790 han recibido ya las dos dosis, la mayoría de la vacuna de AstraZeneca.

El gobierno tiene programado vacunar a otros 29.000 docentes.

A más de los maestros que retornaron a clases, se han inmunizado conserjes, personal administrativo y personal de departamentos de Consejería Estudiantil.

Instituciones en mal estado

El Ministerio de Educación recibió más de 15.000 solicitudes para incorporarse al retorno progresivo a clases, sin embargo existen planteles que no cumplen las condiciones para hacerlo; la autorización solo se da a los que tienen condiciones de infraestructura y saneamiento acordes con lo que demandan los protocolos para evitar contagios de COVID-19.

Datos del Ministerio de Educación dan cuenta de que existen 1.953 establecimientos en mal estado, 7.748 en deterioro y 81 totalmente deteriorados, que probablemente deberán ser reconstruidos tras casi 15 meses cerrados a causa de la pandemia.

El ministerio tiene planeado invertir unos 4,4 millones de dólares en materiales de aseo, servicios de fumigación, desinfección y limpieza de instalaciones educativas del sistema público.

Mientras los estudiantes se siguen reincorporando a las clases semipresenciales, un sabor agridulce los acompaña, al igual que la esperanza de que al vacunarse la mayoría de la población hasta septiembre, según los planes del gobierno, la normalidad, aunque sea la nueva normalidad, poco a poco retorne a sus vidas.