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Encuentran una manera de localizar concentraciones de microplásticos en los océanos | Video

© Naja Bertolt JensenPlastic pollution and juvenile fish.
Plastic pollution and juvenile fish. - Sputnik Mundo, 1920, 16.06.2021
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Desde que comenzó la producción de materiales sintéticos a gran escala en la década de los 50, la humanidad ha generado 8.300 millones de toneladas métricas de plástico. Eso equivale al peso de 1.000 millones de elefantes. Sin embargo, solo hemos reciclado el 9% de todo ese plástico. La gran mayoría de él ha ido a parar a los océanos.
Según los resultados del estudio Production, use, and fate of all plastics ever made (Producción, uso y destino de todos los plásticos producidos) que realizaron en 2017 la Universidad de California en Santa Bárbara, la Universidad de Georgia y la Sea Education Association, la producción anual de plástico no hace sino crecer cada año.
Mientras que en 1950 la humanidad producía 2 millones de toneladas métricas de plástico al año, para 2015 ya habíamos alcanzado las 400 millones de toneladas métricas. Y de todo el plástico que se produce, la mitad se convierte en residuos después de cuatro años o menos.
Lo que más alarma a los expertos que realizaron el estudio es que solo el 9% de estos residuos han sido reciclados, mientras que el 12% fue incinerado y 79% terminó en vertederos y en el medio ambiente.
Buena parte del plástico que va a parar al medio ambiente termina en los mares y océanos. La acción conjunta del agua, el sol, el viento y los microorganismos van degradando el plástico vertido al océano hasta convertirlo en diminutas partículas de menos de 0,5 centímetros de largo conocidas como microplásticos.
Estas partículas son ingeridas por el plancton, los bivalvos, los peces y hasta las ballenas.
Un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) publicado en 2016 informaba de la presencia de microplásticos hasta en 800 especies de peces, crustáceos y moluscos.

Los satélites podrían ayudar a solucionar el problema

Hasta ahora, las estimaciones de microplásticos en los océanos se basan en la pesca de arrastre en áreas específicas con redes y en la evaluación del movimiento en función de los patrones de circulación oceánica. Aún queda mucho por mejorar cuando se trata de saber con certeza dónde están las partículas de plástico y cómo podrían moverse con el tiempo. Y este el área donde los satélites podrían ser de gran ayuda.
En particular, se trata de las mediciones satelitales de la rugosidad de la superficie del océano que realizan los satélites meteorológicos del Cyclone Global Navigation Satellite System (CYGNSS, por sus siglas en inglés). Esta rugosidad parece estar relacionada con la presencia de microplásticos en el agua.
Chris Ruf, un científico de la Universidad de Michigan que estudia el clima y el espacio, llegó a la conclusión de que estas mediciones podrían utilizarse para predecir hacia dónde se moverán esas partículas de plástico.
"Habíamos estado tomando estas medidas de radar de la rugosidad de la superficie y las usamos para medir la velocidad del viento, y sabíamos que la presencia de cosas en el agua altera su capacidad de respuesta al medio ambiente (.. ) Así que tuve la idea de hacer todo al revés, usando cambios en la capacidad de respuesta para predecir la presencia de cosas en el agua", explicó el experto.
Cuando Ruf y su equipo compararon sus lecturas y predicciones satelitales con las mediciones reales y modelos actuales de microplásticos oceánicos, encontraron una fuerte correlación, lo que sugiere que la técnica funciona.
Este innovador método también permite identificar más fácilmente las fuentes de microplásticos. Por ejemplo, los nuevos datos muestran picos en las concentraciones de microplásticos en la desembocadura del río Yangtze (China), que durante mucho tiempo ha sido considerado como una fuente importante de este tipo de contaminación oceánica.
Limpiar las 8 millones de toneladas de plástico que llegan cada año a los océanos es una tarea muy compleja. Sin embargo, la posibilidad de saber dónde se encuentra este plástico y cómo se mueve podría ayudar a hacer el trabajo de manera más rápida y eficiente, así como a prevenir que el plástico nuevo no continúe contaminando el medio ambiente.
Según explicó Ruf, él y su equipo están tratando establecer alianzas con organizaciones de limpieza de los océanos para hacer un buen uso de los datos. Sin embargo, advierte que antes de iniciar cualquier acción, estas lecturas deberán verificarse y comprobarse con mediciones de campo más reales.
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