Rusia confía en que Japón permita medir radiación tras vertido de agua de Fukushima

MOSCÚ (Sputnik) — Moscú espera que Tokio permita monitorear el nivel de radiación en los lugares donde se verterá el agua de la central nuclear Fukushima-1, afirmó la portavoz de la Cancillería de Rusia, María Zajárova.

"Esperamos aclaraciones más detalladas sobre todos los aspectos relacionados con la descarga planeada de agua radiactiva en el océano. Partimos del hecho de que, si es necesario, Japón permitirá monitorear la situación con la radiación en las áreas donde se realizará dicho vertido", dijo la diplomática en una rueda de prensa.

Un representante de la embajada de Rusia indicó anteriormente en un comentario a Sputnik que la misión diplomática espera que las autoridades japonesas propongan celebrar consultas sobre los planes de verter al mar el agua de la central nuclear.

El pasado 13 de abril el Gabinete de Yoshihide Suga anunció la decisión de verter al océano el agua de la central nuclear de Fukushima.

El agua, que se había bombeado en los reactores de la planta nuclear para enfriar el combustible derretido tras la avería de 2011, y que se fue mezclando con la lluvia y las corrientes subterráneas, también contaminadas, se sometió a un proceso de reciclaje que permite eliminar la mayoría de los materiales radiactivos, incluidos el estroncio y el cesio.

Tras el tratamiento queda aún en concentraciones bajas el tritio, que no representa un riesgo para la salud.

El vertido del agua reciclada de Fukushima, que el Gobierno planea realizar en 2023 debido a la necesidad de construir nuevas instalaciones y realizar controles de seguridad, ya fue condenado por naciones vecinas como China y Corea del Sur.

Greenpeace Japón expresó igualmente su "enérgica condena" al plan del vertido, al calificarlo como "un desprecio total por los derechos humanos y los intereses del pueblo de Fukushima, Japón en general y la región de Asia Pacífico".

El Ministerio de Exteriores de Rusia expresó su preocupación por la decisión japonesa, así como por el hecho de que Japón no llevara a cabo consultas preliminares con los países vecinos.