Ali Al Sistani, líder del islam chií quien tendió la mano a los cristianos perseguidos en Irak

Ali Al Sistani. Es una figura clave de Irak que, pese a su enorme influencia en el país —que utilizó particularmente para contribuir a la derrota del ISIS y la protección a cristianos—, no es lo suficientemente conocida internacionalmente. Una injusticia que ha sido reparada gracias a la histórica visita del Papa Francisco a ese país.

De hecho, uno de los objetivos centrales del Pontífice era reunirse con Al Sistani, líder de la comunidad musulmana chií de Irak —que representa un 70% de su población— y cuya palabra es venerada también en otros países.

Se trató del primer encuentro entre un Papa y un gran ayatolá chiíta en Irak, demostrando que ambos líderes religiosos son aliados en cuestiones como la defensa "de los más débiles y perseguidos", entre ellos los cristianos, blancos de una cruel persecución en Oriente Medio.

Según el diario El País de España, "los cristianos eran 1,5 millones de los 25 millones de iraquíes en 2003, cuando la intervención de Estados Unidos derrocó a Sadam Husein". "Hoy las estimaciones son de entre 150.000 y 300.000 sobre un total de 40 millones de ciudadanos (el 57% menor de 25 años)", apunta el diario.

Esta impactante estadística habría sido mucho peor si Al Sistani no hubiera participado "directamente en la protección" de la comunidad cristiana, dijo a Radio Sputnik el experto argentino en asuntos de la región Alejandro Yamil Mohana.

Resaltó que "la posición de Al Sistani siempre fue la de promover la tolerancia y la hermandad" entre todos los pueblos, etnias, y religiones que componen Irak, logrando "una unión muy fuerte del pueblo iraquí" para hacer frente y "doblegar al Estado Islámico".

Señaló asimismo que ayatolá fue propuesto como candidato al Premio Nobel de la Paz por un grupo de cristianos en reconocimiento a su "sabiduría" de no hacer "diferencia según etnia o religión" y debido a su "relación con cristianos fuerte y sólida".